Carlos Alcaraz aseguró este miércoles en el Miami Open que no respalda las denuncias de la Asociación de Jugadores Profesionales del Tenis (PTPA), fundada y liderada por el serbio Novak Djokovic, contra los cuatro organismos más importantes del mundo del tenis (ATP, WTA, ITF e ITIA).
“Sinceramente, fue una sorpresa para mí porque nadie me contó nada”, comentó en una rueda de prensa un Alcaraz que dijo haberse enterado de las denuncias por las redes sociales.
“Hay algunas cosas con las que estoy de acuerdo, otras con las que no. Pero lo principal es que no lo estoy apoyando, eso es todo”, apuntó el español, número 3 del mundo.
Este sindicato encabezado por Djokovic y creado en 2019 publicó un comunicado el martes en el que sostenía que los organismos que han dirigido el tenis en las últimas décadas “abusan, silencian y explotan sistemáticamente a los jugadores para obtener ganancias personales mediante el control monopolístico”.
La PTPA acusaba a esos organismos del tenis de “operar como un cártel”, presentó las demandas “en nombre de toda la comunidad de jugadores” y aseguraba tener “el respaldo de la mayoría de los 250 mejores jugadores masculinos y femeninos, incluyendo la mayoría de los top 20”.
Tras caer en las semifinales de Indian Wells, torneo en el que se proclamó campeón en 2023 y 2024, Alcaraz debutará en Miami en segunda ronda ante el belga David Goffin (n.55).
Recordaba Roger Federer que la primera vez que se enfrentó a Rafa Nadal, en el Masters 1000 de Miami de 2004 le sorprendió que apareciera con «aquella camiseta roja sin mangas» y que le impresionaron «esos bíceps». Perdió el suizo, quizá víctima del susto. Y durante años, tanto al principio de su carrera -aquella camiseta verde de Roland Garros 2005h, como al final, Nadal siguió utilizando camisetas de tirantes, mostrando los músculos de sus brazos y, por supuesto, asombrando a sus rivales.
«Esos bíceps» son muy parecidos a los que ahora exhibe Carlos Alcaraz, cada vez más fuerte, más corpulento, más definido. En plena evolución física a sus 21 años. En el actual Open de Australia, donde juega con camiseta sin mangas como Nadal, se puede observar el desarrollo de los músculos que protagonizan el golpeo y, al mismo tiempo, el efecto en sus adversarios. Este miércoles, en segunda ronda, Yoshihito Nishioka cayó en sólo 81 minutos, por 6-0, 6-1 y 6-4, obnubilado ante quien tenía delante.
La pregunta sobre sus bíceps
«¿Han crecido tus bíceps este invierno?», le preguntaron después a Alcaraz sobre la misma pista Margaret Court. «Mi preparador físico, [Alberto Lledó] puede estar feliz con mis bíceps. Probablemente haya crecido, no lo sé. Mucha gente me lo dice y me alegra escucharlo», respondía tímido el actual número tres del mundo en un proceso de nadalización. Su físico, cada vez más importante en su tenis; su físico, en juego. Desde que llegó al circuito ATP, Alcaraz siempre fue uno de los más veloces sobre la pista, pero ahora quiere que esa superioridad se note más en su golpeo. Con Jannik Sinner en el horizonte, necesita sacar más fuerte, restar más fuerte, golpear más fuerte y de ahí su crecimiento corporal, el aumento de peso en su raqueta Babolat -relacionado con lo anterior- o el cambio de técnica en el servicio.
ADRIAN DENNISAFP
De momento, con sólo dos partidos jugados este año, el plan ya arranca. Después de las dudas de primera ronda ante Alexander Shevchenko, frente a Nishioka fue un ciclón desde el servicio, llegando a los 14 'aces' y elevando la velocidad media de sus golpes. Si en el Open de Australia de 2024 su promedio en los primeros fue de 190 km/h, en los primeros sets ante el japonés llegó a los 197 km/h con varios impactos alrededor de los 210 km/h. «¿Ahora soy un robot en el saque?», bromeó él, cuyo creciente parecido con Nadal no se queda en los brazos.
Las botellas alineadas, nueva obsesión
Al contrario que su ídolo, Alcaraz siempre ha declarado que no es supersticioso, aunque guarda manías que niegan esa máxima. Desde hace años, frente a su banquillo, se puede ver cómo coloca el agua a la derecha y la bebida isotónica a la izquierda, pero recientemente ha ido a más. En el partido de exhibición previo al torneo frente al local Álex deMiñaur, Alcaraz se pasó un rato alineando los recipientes y de inmediato las imágenes se hicieron virales. «Esto me suena», subrayaba el vídeo que empezó a correr por TikTok, Instagram y X.
JAMES ROSSEFE
«Si antes me llamaban mini-Rafa, ahora ya ni te cuento...», aceptaba Alcaraz que luego se explicaba: «No es un tic como tal, pero simplemente me gusta tenerlas bien alineadas. No tanto como a Rafa, obviamente, porque él tiene que dejarlas perfectas... Pero intento siempre que estén alineadas». En realidad, detrás del gesto de Alcaraz hay un cierto motivo comercial, normalmente amaga el logo del patrocinador -del torneo, no suyo-, pero también hay un punto de obsesión nadaliana.
Ahora, Borges en tercera ronda
En todo caso es un mimetismo comprensible después de los muchos años de idolatría y de sus recientes experiencias conjuntas en los Juegos Olímpicos de París y la Copa Davis. En todo caso es un mimetismo beneficioso. En su nueva versión, Alcaraz sigue en el camino para hacerse con el Grand Slam que le falta y cada vez está más cerca de los duelos decisivos, especialmente de esos hipotéticos cuartos de final con Novak Djokovic.
Antes, este viernes, se enfrentará en tercera ronda al portugués Nuno Borges, un tenista al que sólo se ha medido una vez, en el Torneo Conde de Godó, con victoria por 6-3 y 6-1. En Melbourne, Alcaraz se está mostrando más nadaliano que nunca y parece un buen camino para convertirse en el próximo campeón.
JAVIER MARTÍNEZ
@JavierMartnez5
Actualizado Domingo,
19
noviembre
2023
-
18:18El español reacciona con sincera humildad y reconoce los méritos de Djokovic: "Una...
Si hubo mala racha, incluso crisis, ya no existe, ni mucho menos. Los titubeos del Open de Australia desaparecieron, también la flojera de la gira sudamericana de tierra batida. Carlos Alcaraz ya ha vuelto a la senda del éxito. Como hizo el año pasado, este domingo levantó el trofeo en el Masters 1000 de Indian Wells y se recolocó para celebrar este año otro -u otros- Grand Slam, quizá incluso regresar al número uno.
Después de batir de forma consecutiva a Alexander Zverev, Jannik Sinner y Daniil Medvedev, es decir, al tercer, cuarto y quinto del tres del ranking mundial, ha recuperado su condición de contendiente al cinturón que ostenta Novak Djokovic. Ya se verá en el inmediato Masters 1000 de Miami y más en la cercana gira europea de arcilla, pero Alcaraz, a sus 20 años, parece que pronto alcanzará su mejor versión, incluso una todavía desconocida.
Este domingo, en la final del torneo de California ante Medvedev que terminó con un 7-6(5) y un 6-1, ni tan siquiera necesitó sublimar su tenis para vencer; sólo ser él. Ausente en Melbourne, la presencia de su entrenador, Juan Carlos Ferrero, fue esencial para que Alcaraz pudiera encontrar la calma, la paciencia, la relajación. "¿Y qué hago? ¿Sólo paso bolas?", le llegó a decir el tenista a su técnico cuando éste le reclamaba peloteos. La respuesta, por raro que pareciera, era que sí: tenía que sólo pasar bolas.
Como hizo en las semifinales del pasado US Open, Medvedev planteó una nueva estrategia a Alcaraz, un plan de juego sorprendente. Al contrario que entonces, el ruso se colocó dentro de la pista, propuso un partido directo, a derechazos, de tú a tú, y el español entró al capote. Con los nervios a flor de piel y el viento como enemigo, Alcaraz empezó la final fallando prácticamente todos sus golpes. Un error no forzado, luego otro y luego otro. Fueron 17 en el primer set -26 en total-, pero la mayoría, 13 de ellos en los cinco primeros juegos. Hasta que se serenó.
Los consejos de Ferrero
Gracias a un cambio de lado, a empezar a jugar junto a Ferrero, Alcaraz entendió que no podía ganar en media hora, que tenía que alargar los intercambios y su tenis mejoró. Un punto extraño supuso la catarsis. En pleno salto para un remate se trastabilló, pero tuvo tiempo para rehacerse, correr atrás, salvar la bola y acabar más tarde con un passing ganador. Del 0-3 inicial se pasó al 3-3 y el duelo se igualó. Desde ese momento Medvedev empezó a acumular fallos, a sentir la presión y Alcaraz recuperó la puntería. Ambas evoluciones colisionaron en el tie-break y se acabó la final. En el segundo set ya no hubo competencia, no hubo nada.
Si acaso espectáculo del español: velocidad en sus piernas, ángulos en sus golpes, un deleite para los aficionados presentes. Si acaso espectáculo del ruso: quejas al árbitro, maldiciones contra sus raquetas y gestos al público estadounidense claramente alineado con su rival.
Alcaraz, ante Medvedev, en la red.AFP
El título supuso el primero de Alcaraz desde su gesta en Wimbledon, su obra maestra, y el quinto Masters 1000 de su vida. La cifra parece corta después de los tiempos de Djokovic, Rafa Nadal y Roger Federer, pero no lo es. Si se compara, sólo un tenista levantó tantos antes de cumplir los 21 años: Nadal. Si se compara, Alcaraz ya es el segundo español con más Masters 1000 de la historia por delante del mismo Ferrero (cuatro) o Carlos Moyà (tres).
En su discurso de celebración, Alcaraz desveló que antes de empezar el torneo apenas podía moverse por la lesión de tobillo que sufrió en el ATP 500 de Río de Janeiro y que incluso en las horas previas a su debut dudaba sobre el nivel que podría ofrecer. Fue en ese estreno, contra el italiano Matteo Arnaldi, cuando cedió un set, precisamente el primero. Después, en el resto de la competición, sólo otro rival, Sinner, le logró arrebatar un parcial. Alcaraz ya ha vuelto a la senda del éxito y en ella cualquier cosa es posible de nuevo.