El tenista español Fernando Verdasco, ganador de siete títulos en el circuito y tres Copas Davis y que no compite en individuales desde septiembre de 2023, anunció este viernes en sus redes sociales que se retirará oficialmente la próxima semana en el torneo de Doha, en el que formará pareja junto al serbio Novak Djokovic.
“Después de tantos años increíbles en el ATP Tour, ha llegado el momento de mi último torneo en el Qatar ExxonMobil Open 2025. Y qué mejor manera de terminar que jugar dobles con mi amigo Novak Djokovic, una verdadera leyenda de nuestro deporte y uno de los mejores atletas de todos los tiempos”, explicó el madrileño, de 41 años en su perfil oficial de Instagram.
Verdasco agradeció al actual número siete del mundo “por decir que sí desde el primer momento” en el que se lo propuso y se mostró convencido de que va a disfrutar “cada momento” y de que dará “todo por última vez”.
“Gracias a todos los que han estado ahí para mí durante toda mi carrera en los buenos y en los malos momentos. Hagamos que esta semana sea inolvidable “, finaliza el mensaje.
Verdasco llegó a ser el número 7 de la ATP y ocupó la octava posición en el ránking de dobles, modalidad en la que ganó ocho títulos, incluido el de las Finales ATP de 2013 formando pareja con David Marrero.
Durante su carrera, ganó un total de 559 partidos en el circuito y ayudó a España a levantar tres trofeos de la Copa Davis. Su mejor resultado en un Grand Slam fue en el Abierto de Australia de 2009, donde alcanzó las semifinales antes de caer ante su compatriota Rafa Nadal en un épico partido de cinco horas y 10 minutos, el más largo de su carrera. Ese mismo año, se clasificó para las Finales de la ATP.
«No estoy preparado para entrenar como entrenaba antes. Me encanta el deporte, me encanta competir, pero todo el proceso ha sido duro. Un día tenía ganas de correr o de salir en bicicleta y los tres siguientes no me apetecía hacer nada. Pesaba 70 kilos y ahora peso 84. No le veo recorrido, me parece imposible recuperar el nivel de hace dos años».
El 19 de febrero de 2023, Celestino Fernández, entonces vigente campeón de España de duatlón, compitió en la prueba ciclista Challenge La Plana de Castellón y al final, ganador de una etapa y de la categoría máster, le tocó pasar el control antidopaje. Nada nuevo. A los 39 años -hoy tiene 41-, internacional en Mundiales y Europeos, ya había pasado por muchos. Pero dos meses y medio después llegó la sorpresa. El 3 de mayo del mismo año le notificaron que había dado positivo por oxandrolona, un esteroide anabólico ilegal que ayuda a desarrollar el músculo y que tiene cierto uso en deportes de fuerza como el culturismo o la halterofilia. En ese mismo instante, Fernández quedaba inhabilitado temporalmente y después recibiría una sanción de cinco años. Hasta el 19 de febrero de 2028 no podría volver a competir en cualquier prueba federada y, lo que era peor, tenía que retirarse del deporte como un tramposo.
David GonzálezAraba
«Volvía de trabajar, leí la notificación electrónica y me quedé en shock. No sabía qué decir ni qué hacer. Se me cayó el mundo encima. Era imposible porque yo sabía que no había tomado nada. Se lo conté a mi pareja y empezamos a buscar ayuda», recuerda Fernández en conversación con EL MUNDO desde su domicilio en Náquera, cerca de Valencia. Durante un tiempo peleó contra la Comisión Española para la Lucha Antidopaje (CELAD) en la justicia deportiva y no consiguió nada. Fue luego, con el resto de vías ya agotadas, cuando decidió acudir a la justicia ordinaria con un enfoque novedoso.
Muchos deportistas han recurrido sus sentencias por dopaje alegando errores en la cadena de custodia de sus muestras, pero Fernández fue más allá: arguyó que la orina no era suya. Y en cuanto se comparó la muestra positiva con su propio ADN se confirmó que decía la verdad. Había sido condenado por el positivo de otro. El pasado lunes, el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 8 de Madrid le levantó la sanción, condenó a la CELAD a pagar las costas del proceso y expuso al organismo público a una denuncia histórica.
"No sé cuánto reclamar"
¿Ahora qué va a hacer?
Lo estoy valorando con mi abogado. Las costas del juicio fueron 1.000 euros, pero yo me he gastado mucho más. Si las pruebas de ADN que presenté ya costaban la mitad. Ahora supongo que toca reclamar a la CELAD por daños y perjuicios, pero no sé cuánto. No tengo ni idea.
Cómo se pudo traspapelar una muestra orina positiva sólo se entiende al leer la sentencia, donde se especifica los muchísimos errores de la CELAD en su custodia e incluso las muchas horas en las que no se sabía dónde estaba, pero ahora eso ya da igual. Un despropósito del antidopaje español, uno más. Para Fernández, aunque quizá no vuelva a competir, lo importante es que su reputación vuelve a estar impoluta y eso va más allá del deporte.
Agente de la Policía Nacional, el positivo pudo costarle una falta grave y, por lo tanto, entre tres meses y cinco años sin empleo ni sueldo. «El caso era mala imagen para mí y mala imagen para la institución. Hubo algún medio que tituló 'Un Policía Nacional da positivo'. No fue agradable, para nada. Tenemos un régimen interno de análisis y yo siempre di negativo, pero no sé qué hubiera pasado laboralmente si mis recurso no hubiera salido adelante», expone Fernández, que compitió como ciclista de adolescente, entre los nueve y los 18 años, y lo dejó hasta los 30 años, cuando regresó y empezó a brillar en el duatlón.
Ahora, pese a levantarse su castigo, pese a recuperar su buen nombre, es improbable que vuelva a competir porque, además, siempre deberá responder ante quienes le perjudicaron. «Imagina que encuentro la motivación y la forma, vuelvo a subir al podio en una prueba y me tienen que hacer un control antidopaje. ¿Qué hago? ¿Acepto sabiendo que pueden cometer otro error y volver a condenar? ¿Me niego y me sancionan? No veo la manera», finaliza Fernández.
Barcelona - Atlético (21:00 h.)
LUIS NÚÑEZ-VILLAVEIRÁN
@LNvillaveiran
Actualizado Sábado,
2
diciembre
2023
-
23:09Desde el Metropolitano aseguran que no fiscalizarán sus gestos...
Cuando uno llega a Mijares desde Puente San Miguel, en este precioso rincón cántabro de verdor contumaz a media hora de Santander, lo primero que ve es una bandera de España ondeando, encaramada a un mástil de unos 10/12 metros, en una moderna finca residencial bastante maja. No es la primera vez que su propietario pone la enseña, digamos, en lo más alto. De aquí, como quien dice de ninguna parte, salió sin avisar a finales de los años 90 Óscar Freire para ganar tres mundiales de ciclismo, y para convertirse en una rara avis patria: un clasicómano, una máquina de ganar carreras de un día, especie exótica en este norte tan dado a sufrir en las cuestas y no en el fulgor del esprint.
Para saber más
También de aquí salió el lunes pasado, en una escapada que tuvo en vilo al país durante al menos un par de horas dos días después, cuando emergió la denuncia por desaparición interpuesta por su mujer en Torrelavega.
Sucedió lo de siempre en estos casos: las ansiedades comunales convergieron de pronto en el héroe, o más bien en el recuerdo de él, y los obituarios comenzaban a escribirse cuando de pronto la realidad dio marcha atrás (o quizás éramos nosotros los que habíamos pisado demasiado el acelerador:) Freire, de 48 años, estaba perfectamente, no en su casa, tampoco en contacto con su mujer, pero sano y salvo, quizás con su compadre José Iván Gutiérrez.
"A ver, lo hace bastante a menudo, es típico de él, no es raro que se pire, lo ha hecho más veces, lo que pasa es que esta vez duró demasiado y ella se asustó", desliza, como única concesión, una persona de su entorno, sin dar más pistas.
Óscar Freire, campeón del mundo en Verona.Frank PetersMUNDO
Si hubo la discusión familiar con la que se especula desde diversos medios, este miércoles Freire y compañía debían de estar templando gaitas en la casa de Mijares, no sin llamar a la Guardia Civil porque alguno de los periodistas apostados tras la valla de hormigón llegó a subirse a ella, a ver si desde ahí descubría, como Colón América, los motivos del 'paseo' de Freire.
No faltaba quienes, entre sus conocidos, aludían a lo despistado que es el campeón, que igual que en plena concentración con su equipo olvidaba que hace 15 minutos "todos abajo para salir", podría haberse ido a casa de un amigo a echar un par de días sin móvil, ni documentación, ni nada. "Pero eso es muy habitual en él", dicen de nuevo esas mismas fuentes a EL MUNDO.
Está también su cabreo, notorio, por no haber sido nombrado seleccionador nacional de ciclismo por el nuevo presidente federativo, José Vicioso. ¿Pudo Freire entristecerse tanto como para querer perderse unos días? "Antes de eso ya lo ha hecho, así que...", vuelven las mismas voces.
La entrada a la vivienda de Óscar Freire en Mijares (Cantabria).ARABA PRESS
A lo que sus vecinos no dan ningún crédito es a la tesis de la fiesta, esa que sugiere que Freire, a la antigua, como los toreros y deportistas de antaño, no estaba muerto, estaba de parranda.
"Es un tío la mar de sano, le vemos mucho con la bici y en el pueblo es uno más", cuenta un vecino. "Y con su mujer sé que hace no mucho estuvieron en Suiza esquiando, porque además tiene allí algún negocio de ropa deportiva", remacha.
Localizan al ex ciclista Óscar Freire tras la denuncia de su familia
En el bar a 200 metros de la casa de Freire le tienen por "un tío normal, vamos, más que normal... Igual demasiado normal, fíjate lo que te digo!", suelta el dueño. Freire, pues, pasea por aquí sus tres mundiales y sus Milán-Sanremo con la misma normalidad con que recoge a veces a su hija del colegio de enfrente, el CEIP Cantabria.
Aquí y allá emerge el Freire caserón, que tiene en su casoplón "unas máquinas profesionales de herrería y carpintería", cuenta otro propio, con las que se ha hecho hasta las puertas. Y junto a las que, por cierto, guarda en el garaje un Porsche que compró "cuando era chaval y empecé a ganar, porque me dio por ahí", le contó a otro visitante, y que lleva como ocho años sin mover siquiera.
Junto a él habitualmente, y quizás también haciendo 'grupeta' en el demarraje de esta semana, el ex campeón de España (y Mundial contrarreloj en 2005) José Iván Gutiérrez, natural de Suances (Cantabria) y con el que en su momento proyectó la construcción y comercialización de varias cabañas no lejos de su casa. Y quien según fuentes cercanas estuvo con Freire hace pocos días en Emiratos Árabes, cuyo equipo ciclista, dirigido por otro gran amigo del campeón, Josean Fernández 'Matxín', ha fichado recientemente al hijo mayor de Freire, Marcos.
"José Iván sí ha tenido sus momentos digamos sensibles después de dejar la práctica profesional, y lo ha dicho. Óscar no lo creo", explica otra fuente cercana.
En todo caso la escapada, como mucho una volata de apenas tres días antes de reintegrarse en la disciplina del pelotón, finalizó el miércoles a la tarde, y ha servido para mostrarle a Freire una catarata de aprecio no sólo en su patria chica -donde ayer todos cerraban filas para proteger su intimidad, como solicitó la familia pidiendo "respeto"-, sino en todo el país.