El Atlético de Madrid ampliará su acuerdo con Riyadh Air para que la aerolínea saudí preste su nombre al Metropolitano. Según informa Expansión, el estadio pasará a denominarse Riyadh Air Metropolitano durante las próximas nueve temporadas. El mayor acuerdo de patrocinio de su historia reportará al club rojiblanco entre 250 y 300 millones de euros, bonus incluidos. La nueva denominación se estrenará el próximo 20 de octubre, cuando el equipo de Diego Simeone se enfrente al Leganés en la 10ª jornada de Liga.
Una de las claves del acuerdo, según la información del diario de Unidad Editorial, sería la creación del Riyahd Air Club en el hospitality del coliseo rojiblanco.
La pasada temporada, Riyadh Air se convirtió en el patrocinador principal del Atlético, que recibe en torno a 40 millones de euros anuales por lucir el logo de la compañía en el frontal de su camiseta.
De este modo, Miguel Ángel Gil Marín, consejero delegado del club, rescinde el contrato del estadio con Civitas, rubricado en 2022 para un plazo de 10 años. La inmobiliaria, sin embargo, seguirá ejerciendo como patrocinador durante cinco años más. Cabe recordar que la empresa presidida por Alejandro Ayala tomó en 2022 el relevo de Wanda, que había dado su nombre al Metropolitano desde 2017.
"Oye, hijo mío, el silencio. Es un silencio ondulado, un silencio, donde resbalan valles y ecos y que inclinan las frentes hacia el suelo". Federico García Lorca no estuvo en el Metropolitano, un estadio ruidoso, bullicioso, tormentoso, casi. Pero ante el Leganés faltaba el epicentro de la tormenta. Ese que inicia el terremoto, que arrastra a los valles y que provoca los ecos. Así que su poema se deslizaba por entre las butacas del fondo sur, vacío, callado... sancionado. El Atlético se sobrepuso al silencio y al tanto inicial del Leganés para vencer con un callado Sorloth tras un aluvión de ocasiones. [Narración y estadísticas, 3-1]
La tormenta la quiso poner el Atlético en el campo, con un inicio arrollador, presionante y con filo. Aupados a un 4-4-2, ofensivo y con mucha presencia en las bandas. Falta remate y eso que Sorloth tuvo uno en boca de gol. El amago previo de Griezmann le despistó, pero necesita más sangre el frío noruego si quiere que Simeone, un entrenador pasional, recurra a sus servicios más a menudo en el once. Aunque sin ruido encontró el éxito por partida doble. ¿Será suficiente?
Borja Jiménez salió a aguantar, con un once bastante trabajador y de batalla. Poca creación y mucho juego directo. Le contaba el entrenador a este periódico que hay cosas del año pasado que no valen este y que los futbolistas deben de cambiar de roles. Poco toque y mucha precipitación, una cosa es cambiar la EA Sports por la Hypermotion y otra reventar los GPS corriendo detrás del balón. Pero como el fútbol ni conoce de merecimientos ni de intenciones, sólo necesitó el Leganés un resquicio para perforar la portería de Oblak. Una descarga fallida de Riquelme en el borde de su área, la recuperó el Leganés y el balón llegó a los pies de Raba, que esta vez sí pudo hacer daño con un pase filtrado para Neyou. El camerunés no se lo pensó y disparó a la escuadra más cercana de Oblak. En algunas circunstancias podría considerarse fallo del portero el no proteger su palo, pero la violencia del chut sirvió de atenuante para el esloveno.
Neyou celebra su tanto con Simeone de fondo.PIERRE-PHILIPPE MARCOUAFP
El gol dio alas al Leganés y adormeció momentáneamente al Atlético. Tanto que la grada tuvo que reclamar a los suyos un contraataque tras una recuperación con el equipo blanquiazul descolocado. Tuvo el conjunto de Jiménez alguna transición peligrosa antes de que se despertara el Atlético que quiso, y no pudo, igualar antes del paso de los vestuarios. Ya no sabe qué hacer Simeone para dar con la tecla. Tras el final del medio tiempo hubo pitos a un equipo que no termina de encontrarse. Es un problema de efectividad claro, de contundencia como le gusta decir al Cholo. Hablamos de 5,6 disparos para hacer un gol antes de este encuentro, el FC Barcelona, por ejemplo, sólo necesita cuatro.
Más efectividad
Ni siquiera contará como disparo a puerta el fallo de Correa al inicio de la segunda parte tras una gra dejada de Griezmann. Era más difícil echarla fuera que encontrar un hueco en los 18 metros cuadrados que defiende Dmitrovic. A Simeone le llevaban los demonios. El fondo sur, vacío, no pudo ni lamentar la ocasión. Sacó el técnico a un bloque de argentinos para intentar dar la vuelta al marcador. El equipo actitud tenía, pero las cosas no terminaban de salir. Hasta que Witsel recogió un buen pase de Giuliano en el área, recortó tras el rechace a su primer centro y encontró a Sorloth, que metió su segundo gol con el Atlético de tacón, como si ya llevara 10.
Rugió el Metropolitano como si no tuviera una extremidad cercenada y comenzó el acoso rojiblanco a la portería de Dmitrovic. Casi culmina la remontada el denostado De Paul, pero Tapia se cruzó de manera providencial y después lo intentó Julián sin éxito. El tanto se mascaba. Y lo consiguió el mayor goleador de la historia del Atlético de Madrid, al que el VAR le salvo dos minutos después de una roja. Tras una jugada de fe de Giuliano, quien rebañó la bola al destino para ponérsela fuerte y abajo al francés que se adelantó al primer palo ante un vencido Dmitrovic. Sorloth haría el tercero tras otra jugada de fe de Julián. La fe rompía el silencio y con ella vencía el Atlético.
Julián tenía apenas dos años cuando Rafa Varas le conoció. Llegó de la mano de su abuela materna junto a sus hermanos y, cuando pisó el campo del Club Atlético Calchín, corrió como loco a por un balón que era más grande que él y se puso a conducirlo de banda a banda. "Este nos va a salvar", le dijo el primer entrenador del argentino a la abuela. Más de 20 años después, nunca unas palabras sonaron tan acertadas.
La temporada pasada, Julián Álvarez (Calchín, Argentina, 25 años) ya había ganado un Mundial jugando junto a Messi, juntando así dos de sus sueños infantiles, y había vivido su mejor momento en el Manchester City a nivel individual, aunque se terminara escapando la Champions. Era el noveno jugador más utilizado de la plantilla, había marcado 19 goles y por fin era una pieza fundamental para Pep Guardiola. Pero, tras dos años en Manchester, Julián "necesitaba un cambio".
En las oficinas del Atlético daban por hecho que el fichaje de Sorloth dejaba casi cerrada la plantilla. Sin embargo, Fernando Hidalgo, el representante de Julián, llama a Miguel Ángel Gil. "Al chico le gustaría jugar en el Atlético", le dice. El siguiente paso es una conversación entre el Consejero Delegado rojiblanco y Ferrán Soriano, director ejecutivo del City. Ambos se conocen desde hace años, pero en el Metropolitano, de esa llamada telefónica, extraen una conclusión: el fichaje es imposible.
Ocurre que el agente del futbolista insiste, y entonces empieza una riada de llamadas. De Gil con el jugador, con su padre, de Simeone con el propio Julián... Y es esa llamada, la del Cholo (que estaba como loco ante la posibilidad del fichaje) al delantero la que reaviva la operación. Julián habla con Guardiola y le dice que quiere salir. El técnico da luz verde a ese adiós, aunque el primer precio que pone el City es desorbitado.
Sin embargo, como la opción ya era real, el Atlético empieza a echar cuentas. Recién aprobada (finales de junio) la ampliación de capital de 70 millones, en el club se volvieron "locos", según fuentes cercanas a esas negociaciones. Tras las inversiones en Le Normand (35 millones más variables), Gallagher (casi un intercambio por Joao Félix) y Sorloth (otros 35 millones más variables), Miguel Ángel Gil, durante un crucero, cierra la operación en 80 millones, que subirán otros 10 si se cumplen ciertos requisitos.
Hay quien, en el club, sintió mucho vértigo ante el fichaje, pues una inversión tan alta siempre es un riesgo, y aquí vuelve a lucir el nombre de Joao Félix. Sin embargo, estos primeros meses en el Atlético han disipado esas dudas. "Es buen chico. Introvertido, trabajador, discreto", definen a Julián en las oficinas. "Educado y humilde", añaden desde el vestuario. "Debe ser difícil llevarse mal con él", bromean las mismas fuentes.
Entre los trabajadores que rodean al primer equipo llama la atención esa personalidad del futbolista que, pese a viajar a todos los desplazamientos rodeado de un grupo de 11 personas (su novia, sus hermanos, las novias de los hermanos, padres, agentes, etc...), es capaz de aislarse y enseñarse como un profesional al que no cabe reproche alguno.
Y es que Julián Álvarez ha sido un hombre muy apegado a su familia desde pequeño. Los tres hermanos, Rafael, Agustín y el propio Julián se pasaban horas jugando al fútbol en una canchita muy próxima a su casa de Calchín. También iban juntos a los entrenamientos del equipo desde el Centro Educativo Rivera Indarte de esta población argentina de poco más de 2.000 habitantes. "A los tres o cuatro años ya vimos que era un nene diferente, tanto en lo físico como en lo técnico. Era especial", explica Rafa Varas, ese primer entrenador de Julián en el Atlético Calchín, a EL MUNDO.
Esos focos nunca deslumbraron al joven, que siempre se mantuvo humilde pese a su superioridad en el campo. "No recuerdo si con 9 o 10 años, le veo hacer un gol de rabona tras driblar a todo el equipo contrario. No lo festejó. Le aplaudió todo el estadio, incluso los padres de los rivales", recuerda Varas. Esa "varita" que dice su técnico que tenía, la vio también un ojeador argentino, Piero Foglia, que le consiguió una prueba en el Real Madrid con apenas 11 años. También les llamó el padre de Messi como intermediario del FC Barcelona: "Fue halagador, pero ya se había tomado el compromiso de viajar para la invitación del Madri"», explicó en una entrevista su padre.
Fueron apenas 20 días en España en los que el jugador argentino se calzó la camiseta del (hoy) eterno rival y con la que consiguió ganar un torneo de infantiles en Peralada (Girona). No obstante, la reglamentación impidió que los blancos pudieran hacerle un contrato a Julián, y él y su padre volvieron a Argentina. La Araña, apodo que le pusieron sus hermanos al ser imposible quitarle el balón, terminó en River, club del que siempre había sido hincha. River le puso el foco, el City, la lanzadera y con el Atlético ha despegado.
El argentino en un torneo infantil con el Real Madrid.IG
Su partido ante el Leverkusen dio la vuelta al mundo. Simeone le considera el relevo natural de Griezmann como estrella rojiblanca. En el vestuario secundan la ilusión del entrenador: "Lo vemos como todo el mundo, como un crack", afirman. De momento, lleva ya 16 goles y cuatro asistencias esta temporada y es el pichichi del equipo.
El clan argentino
La clave del encaje de Julián en el Metropolitano es el clan argentino, el mismo con el que fue campeón del Mundo en Qatar en 2022. Correa, De Paul y Molina (y Giuliano, que no estuvo en el Mundial) son la pandilla de Julián en España y los que le abrasaron a llamadas para que fichara por el Atlético. Con ellos se le vio en unas imágenes en una fiesta en Navidad, algo raro, porque Julián es un hombre tranquilo y que prefiere pasar el tiempo con su novia, Emilia Ferrero. Junto a ella y su perro Tarzán celebró recientemente sus 25 años.
La pareja se tuvo que mudar a otra urbanización del norte de Madrid después de que se descubriera que la primera casa que alquilaron en Boadilla del Monte era en la que se fotografió al Rey Emérito en actitud cariñosa junto a Bárbara Rey. Los paparazzis se apostaron en la puerta de un futbolista que siempre ha rehuido de los focos, aunque todos los del Metropolitano, y hoy también algunos del Bernabéu, le apunten a él.
La historia de la camioneta
Rafa Varas
Cuando llegó la pandemia no pude seguir trabajando en el fútbol así que tuve que buscar otro empleo. Me puse a vender alimentos a los supermercados a mi pueblo. Había pensado en vender mi coche porque se me había quedado pequeño para hacer el reparto y se lo estuve comentando a su padre. Doce horas después aparece una furgoneta en mi casa. "Te lo regala La Araña", me dijo su padre. Nos abrazamos y nos pusimos a llorar. Eso fue un sábado y como él estaba concentrado con su equipo no sabía si llamarle por si lo molestaba. A las 22.05 me envió un mensaje: "¿Te llegó el regalo?". Me puse a llorar otra vez. Esas cosas no pasan muy a menudo. El gesto no me sorprende conociéndole a él y a su familia. Él antes me había regalado una camiseta autografiada y ya estaba feliz.
El «ordenador perfecto», el «mejor centrocampista del mundo», la «clave de España», «el jugador que manda en los partidos»... La lista de elogios de entrenadores, compañeros y rivales hacia Rodri Hernández se antoja interminable. Es el centrocampista total, que ha trasladado su brillo desde el Manchester City a la selección. Y hay quienes le ven como el mejor situado en la carrera hacia el Balón de Oro. No es algo fácil para un jugador clásico, alejado de las redes sociales, sin un gran perfil comercial y que nunca se muerde la lengua ante los periodistas.
Hace un año fue el mejor español en la lista de candidatos. El Balón de Oro volvió a manos de Leo Messi, por delante de Erling Haaland y Kylian Mbappé tras su éxito en el Mundial de Qatar. Cuarto fue Kevin de Bruyne y quinto, Rodri. Era su primera nominación. Se había acercado al podio y desbancado a Vinicius, que acabaría sexto. ¿Puede escalar ahora? Por números, sí, aunque sus principales adversarios (Jude Bellingham y Vinicius) lleguen avalados por una Champions y una Liga con el Real Madrid. Además, el inglés aún podría aumentar hoy su cuenta en la final de Berlín.
Rodri no presume esta temporada de una Champions, aunque sí de una Premier League y un récord que habla por sí mismo. Se trata del futbolista que más partidos consecutivos ha disputado sin perder. Desde marzo de 2023 jugó 80, con un balance de 63 victorias, 16 empates y sólo una derrota. La del derbi de la final de la FA Cup ante el United. Aunque detrás de esa cifras ya había quedado claro que, cuando no pudo jugar, el City tampoco carburaba.
Revisando vídeos
A las órdenes de Pep Guardiola, con quien disputó 257 partidos en cinco temporadas, ha superado dos desafíos: el de la adaptación al físico y la velocidad de la Premier y a lo que el técnico de Santpedor siempre requiere de un pivote. Un listón más elevado que en el Villarreal y el Atlético.
Rodri representa la calma para la selección. La seguridad, la interpretación del juego y el análisis. Su titularidad es indudable desde la marcha de Sergio Busquets, aunque nunca ha rechistado por comenzar como suplente o como central. Durante el Mundial 2022, Luis Enrique le retrasó a la zaga y él se preparó para cumplir revisando vídeos sobre su nueva posición.
En Alemania, vuelve a visualizar cada partido en vídeo, analiza su juego y el de sus compañeros. «Sin esa visión de Rodri, España no sacaría tanto rédito a la verticalidad de Nico y Lamine», cuentan desde el vestuario. Por eso todos lo quieren al lado, incluso Dani Carvajal lo ficharía para el Madrid. Desde Luka Modric en 2018, el Balón de Oro no ha vuelto a recaer en un centrocampista. Por eso Rodri no lo espera: «Si me quieren reconocer, bienvenido. Pero no me molesta».