El padre de Lamine Yamal, Mounir Nasroui, ha abandonado este viernes el Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona tras recibir el alta hospitalaria, según ha podido constatar Efe.
Nasroui fue ingresado en el citado centro este pasado miércoles por la noche tras haber sufrido un apuñalamiento en el barrio de Rocafonda, de Mataró.
Como consecuencia de ello, han sido detenidas cuatro personas por su presunta participación en los hechos, las cuales han pasado en la mañana de este viernes a disposición judicial.
Los cuatro detenidos, según han informado a Efe fuentes de los Mossos d’Esquadra, han sido conducidos desde las dependencias policiales de Mataró hasta el juzgado de Instrucción en funciones de guardia de esta localidad.
Los hechos ocurrieron sobre las 21:00 horas del miércoles en el barrio de Rocafonda de Mataró (Barcelona), donde reside la víctima, y a las 23:00 horas fueron detenidas tres personas por su presunta implicación en la agresión con arma blanca a Nasraoui, a las que se sumó ayer un cuarto detenido.
Durante los días que ha permanecido ingresado, Mounir Nasroui ha estado acompañado en todo momento por sus familiares y este jueves recibió la visita de Lamine Yamal, a quien desde el centro hospitalario recomendaron que no lo hiciera inicialmente para no perturbar el normal funcionamiento del mismo, debido a su importancia mediática del futbolista del Barcelona.
El que fuese el primer gran campeón de sumo 'yokozuna' nacido fuera de Japón, Taro Akebono, falleció a la edad de 54 años, informaron este jueves medios locales citando a fuentes cercanas al ex luchador.
Akebono, cuyo nombre de nacimiento era Chad George Haaheo Rowan (Waimanalo, Hawái, 1969), falleció debido a una insuficiencia cardíaca, según recogió la agencia de noticias nipona Kyodo, que no precisó la fecha exacta de la muerte.
Akebono, de 2,03 metros de altura y que alcanzó 226,79 kilos de peso en el punto más álgido de su carrera, debutó profesionalmente en marzo de 1988 y durante su trayectoria ganó 11 grandes torneos.
En 1993 se convirtió en el primer luchador de sumo nacido fuera de Japón en obtener el más alto rango en este deporte, el de 'yokozuna', y se erigió como el luchador número 64 con este título.
Tres años más tarde, en abril de 1996, Japón le otorgó la ciudadanía y tras el Gran Torneo de Sumo de Año Nuevo de 2001 se retiró de la competición.
Tras su retirada, Akebono se mantuvo cerca del sumo como entrenador y jefe de establo, el lugar donde viven y entrenan los luchadores de sumo y que gestionan luchadores que ya no compiten.
Con la intención de convertirse en una estrella del sumo, Akebono, a quien el novelista hawaiano Mark Panek dedicó el libro 'Gaijin Yokozuna: A Biography of Chad Rowan' (El yokozuna extranjero: una biografía de Chad Rowan, 2006), abandonó con 18 años su área natal, en el Hawái rural, para establecerse en Tokio.
La obra de Panek, publicada por University of Hawaii Press, explica que Akebono alcanzó la categoría de 'yokozuna' unos cinco años después de llegar la capital nipona, llegando así a ser el primer luchador 'gaijin' (extranjero, en japonés) en este nivel.
Akebono fue elegido para representar a los japoneses en el ritual sagrado de sumo de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno de Nagano de 1998.
Para los japoneses, los 'yokozuna' encarnan valores muy apreciados en su cultura, como el trabajo duro, la paciencia, la fuerza y la dignidad.
Unos 15 minutos después de que Rafa Nadal abandonara la Philippe Chatrier, cuando los aficionados ya desfilaban y abarrotaban el village de Roland Garros, toda la familia del 14 veces campeón seguía en las gradas de la pista central haciéndose fotos, guardando el momento en sus teléfonos. Estaban los habituales, la mujer del tenista, Mery Perelló, su graciosísimo hijo, Rafa, sus padres, Sebastián y Ana María, o su hermana, Maribel, pero también estaban todos sus tíos, incluidos el ex futbolista Miguel Ángel, o su abuela materna, Bel, de 93 años.
La 'àvia', muy unida a Nadal, había acudido de su mano a algunos actos en Mallorca, pero nunca antes se le había visto en un partido, ni tan siquiera décadas atrás, en los inicios del tenista. Tanta era la importancia del día. Tanta fue la emoción vivida. Llegados de Mallorca el mismo día por la mañana -cosas de la huelga de controladores aéreos franceses-, todos acabaron retratándose con los ojos rojos por culpa de las lágrimas, orgullosos, emocionados. ¿Todos? «Nadal press conference now».
El mensaje de la Federación Internacional de Tenis (ITF) llegaba de repente a los periodistas que todavía cerraban sus crónicas en la tribuna de prensa. Mientras los suyos seguían con los sentimientos a flor de piel, Nadal pasaba rápido por la ducha, se cambiaba y llegaba a la sala de prensa antes de dirigirse a su hotel, el Intercontinental de la Plaza de la Ópera. Después de caer ante Alexander Zverev por 6-3, 7-6 (5) y 6-3 en primera ronda de Roland Garros, el español mostraba una actitud muy distinta a la que tuvo tras sus eliminaciones en Barcelona, Madrid o Roma. Entonces, sensible y sentido, hablaba de emociones, de la vida, de lo que vendrá. Este lunes, en cambio, Nadal estaba en «modo competición», como él mismo admitía, con la mente puesta al 100% en el tenis.
"Me gusta el tenis"
«Cuando estás en competición vives el día a día, no puedes pararte a pensar. Cuando pasé el tiempo valoraré un poco más lo que ha pasado aquí», comentaba y se reconocía, más que nada, «decepcionado por perder». «He ofrecido un buen nivel de tenis, me he sentido bien, estoy feliz por eso. Si es la última vez estaré en paz conmigo mismo», añadió.
Llegados a este punto, ¿Qué es lo que te empuja a seguir?
En el futuro quiero saber que hice todo lo que estaba en mi mano. Haberlo dado todo es lo que siempre me ha hecho sentir mejor cuando estoy en casa, más incluso que los títulos. No quiero que pase un año, encontrarme bien físicamente y empezar a pensar: '¿Por qué no intenté seguir?'. Estoy aquí, lo estoy intentando y lo intentaré hasta que esté motivado. Me gusta el tenis, me gusta la competición y estoy disfrutando de esta época, viajando a los torneos con mi familia.
En los días previos a su estreno, Nadal ya había rechazado un homenaje oficial de Roland Garros y por eso, al acabar el mismo, sólo hubo una rareza: la directora del torneo, Amelie Mauresmo, bajó a la pista en persona y le pidió unas palabras. El español aceptó el requirimiento, habló unos minutos, agradeció su cercanía al público, se llevó una ovación atronadora y ya encaró los vestuarios. «Soy feliz sintiendo tanto amor en un sitio que he querido tanto», comentó.
El respeto de Zverev
En los últimos años, la afición parisina ya había cambiado su actitud hacia Nadal, no había ni rastro de los abucheos que tuvo que escuchar en sus primeras victorias, pero nada parecido a lo vivido estos últimos días. En los entrenamientos previos a su duelo ante Zverev se desató una especie de locura. La organización decidió colocar una de sus sesiones en la Suzanne Lenglen, la segunda pista, con capacidad para 6.000 personas, y se llenó, pero además cualquier movimiento suyo fue seguido de cerca por centenares de fans. Este lunes, por la mañana, de hecho, en su calentamiento en la pista 4, generó una cola de más de 150 metros para intentar acceder a las gradas. Muy pocos lo consiguieron.
Luego, durante el partido, escuchó algún «¡Allez, Rafa!» y muchos, muchísimos «¡Vamos, Rafa!» con marcado acento francés. Con Novak Djokovic, Carlos Alcaraz o Iga Swiatek entre los espectadores, Nadal negó cualquier ejercicio de melancolía con un juego intenso, tan intenso que durante muchos minutos fue Nadal. Si delante hubiera habido cualquier otro rival, incluso más de un Top 10 del ranking ATP, hubiera sufrido más para derrotarle, si lo lograba.
Más allá de un arranque nervioso y de una conclusión fatigada, el español ofreció un segundo set de altura. Zverev, que en cada intercambio le cedía primero el paso a Nadal en señal de respeto, pudo haberse enredado ahí. Algún rastro de inseguridad por su parte habría abierto la puerta al español y su instinto competitivo, pero negó toda opción. «No tengo mucho que hablar. Hoy no soy el protagonista, el protagonista es Rafa», dijo el alemán tras el partido en la habitual entrevista al ganador para echarse a un lado y dejar que ocurriera todo: un público entregado, una familia emocionada y un Nadal disgustado. Todos querían llorar cuando él sólo quería ganar.
Balonmano femenino
JAVIER SÁNCHEZ
@javisanchez
Actualizado Domingo,
10
diciembre
2023
-
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