El estadounidense Gervonta Davis ha retenido su título mundial de peso ligero de la AMB al vencer por nocaut a su compatriota Frank Martin este sábado en Las Vegas.
Frente a Martin, que hasta entonces estaba invicto con 18 victorias en otros tantos combates, Davis utilizó su potencia para dominar a su rival antes de enviarlo a la lona en el octavo asalto.
Tras empujar a Martin contra las cuerdas con una sucesión de golpes, “Tank” utilizó un devastador gancho de izquierda para dejar definitivamente fuera de combate a su compatriota de 29 años en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas.
Con esta victoria, Gervonta Davis, de 29 años, amplía su récord de imbatibilidad a 30 victorias (30-0), 28 de ellas por KO.
Estamos en 2016, David Feldman se siente atrapado en un enorme sufrimiento que le lleva incluso a planear su muerte . Hay 282 dólares en su cuenta corriente y le habían diagnosticado un cáncer hace unos meses. Entonces, el joven luchador y promotor se acuerda de cómo su madre, pese a estar tetrapléjica anclada en una silla de ruedas, seguía luchando.
Así que Feldman, tras abandonar la idea del suicidio se pone a perseguir el sueño que le inspiró el púgil canadiense de boxeo sin guantes Bobby Gunn, con el impresionante récord de 73-0. No se trata sólo de promocionar peleas, algo que ya hacía y que le había llevado a la ruina, se trataba de crear algo nuevo. Algo violento y, a la vez, muy atractivo. Nacía Bare Knuckle Fighting Championship, el deporte de combate con el crecimiento más rápido del mundo, según su propio slogan.
La empresa creada por David Feldman y a la que se ha sumado recientemente Connor McGregor tenía unos 500.000 euros de beneficio en 2018, año de su fundación, hoy está valorada en más de 400 millones de euros. De los tres eventos que celebró aquel año, se han pasado a los 42 previstos en ocho países alrededor del mundo. Este sábado llega a España. "Bare Knuckle es la forma más pura de pelea. No solo respaldo el producto, también a la gente que está detrás. Es un deporte que está creciendo y con mi ayuda subirá como un cohete a la luna", contó McGregor en la presentación de la velada en nuestro país.
El Bare Knuckle, nudillos desnudos en castellano, es un tipo de boxeo en el que los púgiles se enfrentan durante 5 asaltos de dos minutos en un ring circular de cuatro cuerdas. Lo hacen, claro, con las manos descubiertas o, como mucho, con un mínimo vendaje. Y el tiempo de recuperación tras besar la lona es de 10 segundos como en el boxeo tradicional. "Recibir el primer golpe es como ser apuñalado con 1.000 cuchillos", decía Shaun Smith, uno de los promotores de este deporte en Reino Unido.
Son, precisamente, las islas británicas las originarias de este boxeo a finales del siglo XVII y el primer campeón de la modalidad fue James Figg en 1711. Lo que pasa es que el deporte desapareció a finales del XIX hasta que volvió, de manera oficial, al Reino Unido en 2015 y lo popularizó Feldman a partir de 2018.
Fue un proceso muy difícil el que siguió Feldman para convertir este deporte en lo que es hoy en día. En sus inicios en Estados Unidos estaba terminantemente prohibido, por lo que muchos inversores no confiaron en la idea del otrora púgil. Entonces, Feldman encontró un resquicio en el estado de Wyoming y el resto es historia.
"No conseguirás sacarlo adelante", asegura que le dijo Dana White, promotor de la UFC, sobre esa modalidad tras la primera pelea que promocionó Feldman. "No es lo mismo que te dijeron a ti", dice el actual magnate del Bare Knuckle que le respondió sobre el nacimiento de la la liga de MMA que hoy disputa el campeón hispanogeorgiano Ilia Topuria.
En Bare Knuckle Boxing tienen contrato más de 350 luchadores contando todas las categorías. En la cita española de esta noche, destaca el enfrentamiento entre el argentino, español de adopción, Franco Tenaglia, campeón europeo con un récord de 3-0, y el estadounidense Tony Loco Soto, con 6-0. Ambos se disputan el cinturón del peso ligero. Tenaglia, por cierto, comparte gimnasio, el de los hermanos Climent, con Topuria en Alicante. "Yo vengo de las calles. Represento a España y Argentina. Le voy a hacer sufrir", explicó el luchador en la presentación del combate.
Este evento en Marbella es solo el primer paso que David Feldman y Connor McGregor quieren dar en España. El siguiente, y no pequeño, es aterrizar en la capital y se especula el Santiago Bernabéu en 2025. "Estamos buscando algo grande para junio del año que viene en Madrid. Pensamos que tendremos 50-60.000 espectadores", apuntó Feldman previo a la velada.
Desde las 19.00 de la tarde la sangre volverá a la plaza de toros de Marbella, pero no será la de un astado sino la de los púgiles que se pegarán durante 10 minutos con las manos descubiertas. Tenaglia y Soto es la contienda principal, pero habrá hasta 11 peleas en las que habrá seis luchadores representando a nuestro país.
Medio siglo después de la era dorada del boxeo, los deportes de contacto vuelven a estar de moda en España. Quedó atrás la satanización, la aprensión e incluso la mojigatería alrededor de los combates, con su violencia, su sangre y sus posibles lesiones. Mientras se multiplican los seguidores y los practicantes, Topuria, un desconocido para el público general hace no tanto, planea llenar el Santiago Bernabéu en los próximos meses para defender su título del peso pluma en la UFC. Semejante boom merece una explicación.
«Hay muchos motivos, pero el principal es que ha desaparecido el tabú. Durante la transición en España se consideraba que los deportes de contacto ya no iban con los tiempos, que eran anacrónicos, y esa idea ya no existe, ahora son 'cool'. Es consecuencia de varias fenómenos: hay gimnasios que trabajan muy bien la base, hay mucho público interesado en la autodefensa, el boxeo fitness o boxeo recreativo ha atraído a aficionados diferentes, procedentes de las clases liberales...», analiza Raúl Sánchez, sociólogo del deporte por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) que desde hace años analiza la evolución de los deportes de contacto en España y que se apoya en datos para sus argumentos.
Antes del éxito de Topuria, varias disciplinas de contacto ya crecían exponencialmente en España. Entre 2012 y 2022, las licencias federativas del boxeo pasaron de 1.300 a 8.000, las del kickboxing aumentaron de 3.000 a 13.000 y las licencias de lucha se elevaron de 6.000 a 16.000. Todos esos nuevos aficionados, mayoritariamente adultos, eran la base ideal para un fenómeno así, pero faltaba público joven. ¿Y quién mueve hoy a más chavales?
Entre Ibai y Jordi Wild
«Tener a un campeón como Topuria es muy importante, pero también lo ha sido el auge de las veladas de streamers. Sin ellas, la Topuriamanía sería más pequeña. Ibai Llanos, Jake Paul y Jordi Wildhan hecho mucho para popularizar los deportes de contacto», explica Gonzalo Campos, comentarista de UFC en Eurosport, presentador del podcast Generación MMA y una de las caras visibles del Dogfight, el evento creado por Jordi Wild. Una semana antes de la pelea de Topuria y Alexander Volkanovski, unos 400.000 espectadores veían a través de Youtube los combates organizados por el creador de contenido en el Tarraco Arena de Tarragona.
La audiencia adolescente radicada en Youtube y Twitch -que en julio llenará el Santiago Bernabéu en la Velada del año 4 de Ibai- ha abrazado las artes marciales mixtas (MMA) o el boxeo como modalidades propias, algo generacional. «Y para ello ayudan factores como que los combates de MMA sólo duren entre 10 o 15 minutos o que ya no tengamos tantos remilgos. Los jóvenes podemos acceder a lo más gore en nuestro teléfono con un solo click; no nos parece fuerte que dos profesionales accedan a intercambiarse golpes dentro de los límites que establecen las reglas», añade Campos, que ha vivido el fenómeno UFC casi desde el principio.
Porque la principal competición de artes marciales mixtas del mundo ha explotado en España este año, pero antes ya contaba con fans en el país y fuera era un éxito rotundo. Hace una década, mientras en Estados Unidos, parte de Asia y algunos países de Sudamérica superaba las audiencias del boxeo, a España llegaban los ecos de las peleas de Jon Jones o Ronda Rousey y empezaba a crearse una comunidad de fans alrededor de Conor McGregor. Con un personaje como él como gancho, con sus KOs, con sus celebraciones, con sus escándalos, con su combate con Floyd Mayweather, la UFC generó interés, hasta el punto que en enero de 2022 Eurosport España compró los derechos en exclusiva. Eran unos pocos y hoy son muchos, pero... ¿Todos tienen el mismo perfil?
¿Una respuesta a lo 'woke'?
«Bienvenidos al Estirando el chicle de la gente que no sabe que es Estirando el chicle», presentaba el controvertido cómico David Suárez al inicio del último evento Dogfight de Jordi Wild y luego estiraba la caricatura del público presente, muy mayoritariamente masculino: «Se quejan de que en los premios Esland hay pocas mujeres. Eso es porque todavía no han visto esto».
«No podemos negar que el éxito de las artes marciales mixtas tiene mucho que ver con la masculinidad clásica. Una reacción de aquellos que piensan nos estamos pasando con lo woke, que los hombres están discriminados, como señalaba el último CIS», afirma el sociólogo Raúl Sánchez, que encuentra respuesta en el comentarista Gonzalo Campos: «Los deportes de contacto siempre han sido de nicho, para hombres de entre 25 y 45 años. Ahora, con este boom, al llegar al mainstream, no son deportes más de hombres, todo lo contrario. El target se está abriendo y están llegando más mujeres. Si seguimos la comparación, es como Estirando el chicle: era un programa para un público mayoritariamente femenino y ahora que es mainstream lo escuchan más hombres».
Un WiZink lleno o "dos telediarios"
Sea como sea el fenómeno está en plena expansión, con una Federación Española de MMA en ciernes y varias organizaciones apostando fuerte por la expansión de los deportes de contacto en España. El pasado domingo 3, de hecho, la más importante de ellas, WOW, abrió la temporada con un llenazo en Vistalegre: 7.000 personas para ver artes marciales mixtas. «Topuria es como Pau Gasol para la NBA en España o Fernando Alonso para la Fórmula 1. Es la mecha para encender el fuego. Pero si no pusiéramos combustible todo se apagaría rápido. En cuatro años hemos producido 600 combates y cada vez viene más gente a ver nuestras veladas. La última pelea de Topuria en la UFC, en California, tuvo unos 18.000 espectadores, aquí ya casi estamos en la mitad. Es una locura», acepta David Balarezo, el CEO de WOW, que acaba de cerrar una ronda de inversión serie A con un fondo estadounidense y numerosos socios, entre ellos varios futbolistas.
Sus combates son emitidos en exclusiva en Movistar y la competición planea una gira por toda España que llenará el Cartuja Center de Sevilla o la cúpula de Las Arenas en Barcelona. «Con Topuria hemos notado un incremento de un 30% de nuestros seguidores. En un futuro no muy lejano quizá podamos llenar el Wizink o Vistalegre, que son unas 14.000 entradas, pero todavía nos falta un poquito», cierra el ex luchador apodado Bala. Aunque hay voces que no son tan optimistas.
Al fin y al cabo, en los últimos 50 años en España los deportes de contacto estuvieron a punto de asomar la cabeza en varias ocasiones y nunca antes lo consiguieron. Hubo muchos chascos. «Para mí, es una moda y está bien, pero no durará mucho. En España lo único que se mantiene todos los años es el fútbol», proclama Javier Castillejo, quien casi fue Topuria antes de Topuria.
En los años 90 y los 2000 fue ocho veces campeón del mundo de boxeo y, como después harían Sergio 'Maravilla' Martínez o Joana Pastrana se hizo un hueco en las televisiones, en las radios, en la prensa, pero no duró mucho. Las peleas estuvieron cerca de volver a ser moda, pero quizá por el tabú, quizá por la ausencia de una base, quizá por la falta de una organización como la UFC o quizá porque no existían las veladas de 'streamers', no llegaron a convertirse en un fenómeno de masas. «Ahora es un buen momento, los medios están interesados y me parece fenomenal. Ojalá dure muchos años, hay mucha gente joven interesada. Pero por mi experiencia durará dos telediarios», cierra Castillejo con la dureza propia de estas disciplinas.