A menos de una semana del inicio del Abierto de Estados Unidos, el golfista español Jon Rahm se retiró este sábado por lesión durante la segunda ronda del torneo de LIV Golf de Houston (Texas, Estados Unidos).
Rahm, ganador del US Open en 2021, abandonó el campo del Golf Club of Houston tras completar apenas seis de sus 18 hoyos, que lo dejaban con un acumulado de tres golpes bajo par, a cinco golpes del líder provisional, el británico Paul Casey.
LIV Golf confirmó el abandono de Rahm sin dar detalles de la lesión. El español ya había dado señales de dolor en un pie durante la jornada inaugural del viernes.
El ex número uno mundial es el buque insignia del circuito saudita desde su sonado fichaje a finales del año pasado aunque desde entonces no ha podido conquistar ningún título de esta competición.
La última victoria de Rahm se remonta al Másters de Augusta de abril de 2023, donde se enfundó su primera chaqueta verde.
Este año el español ha tenido decepcionantes actuaciones en los dos primeros Grand Slams del calendario, al terminar en un lejano 45º puesto en Augusta y no superar el corte en el Campeonato de la PGA.
El Abierto de Estados Unidos, tercer torneo grande del año, se pone en marcha el jueves en Pinehurst (Carolina del Norte).
El Barça es una montaña rusa de sensaciones en estos primeros meses del proyecto Joan Peñarroya, el enésimo intento de enderezar un equipo de capa caída desde hace demasiado tiempo. El domingo, en Gran Canaria, escapó de un embrollo histórico al ganar y mantener vivas sus opciones de disputar la próxima Copa. Le basta con ganar el domingo en el Palau al Bilbao para estar en un torneo al que jamás faltó.
En lo que va de curso, ha vencido un partido más de los que ha perdido (19-18). Y tan pronto parece un colectivo en descomposición que se diluye como un azucarillo en los finales de partido ajustados, como muestra un tremendo poderío. Venía de caer consecutivamente en tres duelos de ACB, pero también de ganar dos a domicilio en Euroliga, nada menos que en las canchas de París y Mónaco. Se analizan las causas de la desesperante irregularidad y, evidentemente, entre las principales, está la lesión tempranera y definitiva de Laprovittola, al que aún no se ha encontrado sustituto pese a intentos fallidos como el de Raulzinho Neto y el polémico con Heurtel, ya fichado por el Leyma Coruña. Y también se buscan culpables, rendimientos no acordes a las expectativas y los sueldos. Y, aunque no es novedad -su temporada pasada ya estuvo por debajo de lo esperado-, ahí sobresale el asunto Willy Hernangómez, algo más que un misterio sin resolver.
El madrileño llegó en el verano de 2023 como fichaje estrella, trofeo desde la NBA (en la que tampoco nunca triunfó) arrebatado al eterno rival. En él se depositaron las esperanzas de reconstrucción, pero también los ahorros. El sueldo de Willy, uno de los motivos por los que el Madrid no entró en la puja por el que fuera su canterano, es de los que obliga a sobreesfuerzo. Por encima de los dos millones de euros, está entre los 10 salarios más altos de la Euroliga. En ACB, sólo Tavares, quien roza los tres por curso (según Eurohoops) después de su renovación, está por encima del internacional español.
Willy, en acción.ACB Photo
Si la temporada pasada el flojísimo rendimiento de Willy acabó por entrar en conflicto con su entrenador, ahora el madrileño parece instalado en un conformismo preocupante. A Roger Grimau le llegó a decir: «No me comas la oreja, que te quedan dos telediarios». «Cuando pasó aquello, pensé en el club. Willy es un jugador franquicia en el que se han gastado mucho dinero. ¿Qué gano apartando a un jugador?», reveló el extécnico a RAC1. Una actitud que Pablo Laso, desde la distancia, tildó de «bastante subnormal» (después pidió perdón al que fuera su pupilo).
Con Peñarroya de momento las aguas parecen en calma en lo disciplinario. A pesar de que Hernangómez no es más que un recurso muy al fondo de su banquillo. Cada vez más, de hecho. El pasado viernes, en Mónaco, el técnico catalán ni le utilizó y eso que Vesely fue baja por lesión (prefirió a Fall y a Metu, que es un ala-pívot, en el cinco). Ayer, en Gran Canaria, con Vesely de vuelta pero sin Fall, lo mismo. Cero minutos y cara de póker con el chándal puesto en el banquillo de Gran Canaria. Y su equipo resurgiendo.
Willy apenas juega un cuarto de hora por partido de media (15:05 en ACB, 14:09 en Euroliga): es la opción 11 de la plantilla para su técnico. Pese a la poca presencia, sigue anotando con soltura, una de sus más destacadas cualidades (7,5 en ACB, 8,5 en Europa) y valorando por encima de la media. Pero, en el caso del madrileño, los números siempre dieron una imagen de él que no es la verdadera. En defensa, en intensidad y concentración, es donde se siguen encontrando tales desajustes que ya parece que son incorregibles camino de los 31 años.
Willy seguirá dejando noches de esas que hacen pensar en lo que podría llegar a ser (hace nada, en París, 23 puntos y 10 rebotes). Y, seguramente, se mantendrá al fondo del banquillo a la espera de la enésima oportunidad. Quizá (o no) acabe entrando en conflicto con Peñarroya. Y su caché, con un año más de contrato, seguirá cayendo mientras su carrera avanza con sólo la selección, allá donde Sergio Scariolo es capaz de sacar lo mejor de él (relanzar sus virtudes, esconder sus defectos), -MVP de un Eurobasket- como el gran sitio de su recreo.
VICENTE SALANER
Actualizado Viernes,
19
mayo
2023
-
22:20Jasikevicius, entrenador del Barcelona, durante el partido.TOMS KALNINSEFECrónica Tavares engulle al Barça y...
El juicio por el beso mundial a Jennifer Hermoso comenzó ayer con la jugadora respondiendo preguntas durante más de dos horas. Tiempo de sobra para dejar claro a la fiscal que «en ningún momento» consintió el beso de Luis Rubiales y para responder a la estrategia con la que el ex presidente de la Federación Española de Fútbol quiere esquivar la condena por agresión sexual. «Sí que me gustaría decir si puedo», dijo interrumpiendo a la abogada del acusado, «que mi actitud de cómo esté no quita lo que yo siento. Y también que no tengo que estar llorando en una habitación ni haberme tirado al suelo cuando pasó el acto para dar a entender que eso no me gustó».
En sus respuestas a la abogada Olga Tubau, la futbolista casi miraba también a los ojos a Rubiales, porque el juez Central de lo Penal, José Manuel Clemente, había autorizado a los acusados sentarse en los estrados junto a sus letrados.
Para cuando la denunciante aclaró su comportamiento en las primeras horas tras los hechos, Hermoso había explicado ya cómo había vivido lo sucedido en el podio de Sídney el 20 de agosto de 2023: «Tocaba pasillo de saludar a las autoridades. Saludé a la Reina, saludé a la hija y lo siguiente fue encontrarme con Luis Rubiales. Nos abrazamos, yo le dije, 'la que hemos liado' y entonces él pegó el brinco y a la bajada me dijo 'hemos ganado este Mundial gracias a ti'. Y lo siguiente fueron sus manos en mis orejas y el siguiente el beso».
«No pude reaccionar en ningún momento», prosiguió. «Sentí que estaba fuera de contexto totalmente, sabía que me estaba besando mi jefe y esto no debe ocurrir en ningún ámbito social ni laboral».
La futbolista respondía así a las preguntas de la teniente fiscal de la Audiencia, Marta Durántez, que reclama para Rubiales un total de dos años y medio de prisión: uno por el beso a la jugadora (agresión sexual) y uno y medio por las presiones para que no denunciara (delito de coacciones). La propia Hermoso ejerce la acusación particular y pide la misma pena, al igual que la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE)
Sin influencias
Las primeras preguntas de la teniente fiscal han ido dirigidas a desactivar otra de las líneas de defensa: que Hermoso se decidió a denunciar por las presiones de la Fiscalía. La jugadora lo ha negado. Era su idea «desde el primer día». El delito de agresión sexual requiere la denuncia de la víctima para que se pueda seguir penalmente; si ella no denunciaba, la teniente fiscal no podía actuar.
En sus respuestas posteriores, la jugadora expresó sus sensaciones tras el beso. «Me sentí poco respetada. Fue un momento que manchó uno de los días más felices de mi vida y para mí es importante decir que en ningún momento busqué este acto ni mucho menos me lo esperé. Se me faltó al respeto», dijo a la pregunta de si se había sentido «violentada en su integridad sexual como mujer».
La fiscal ha hecho diversas preguntas en torno a la existencia o no de consentimiento. «¿Le dijo te puedo dar un beso, un piquito?». «En ese momento ni escuché ni entendí nada. [...] Ni sentí ni vi gestualizar con su boca ningún tipo de pregunta».
Más allá de ese beso, por el delito de coacciones también se sientan en el banquillo, con la misma petición de pena que para Rubiales, el ex seleccionador femenino, Jorge Vilda; el director deportivo de la selección, Albert Luque; y el que fuera responsable de Marketing, Rubén Rivera.
En el estadio
Ese episodio delictivo se desarrolló, según la Fiscalía y la propia Hermoso -que ejerce la acusación particular-, en Australia, en el avión de vuelta y en España, durante varios días. El primer episodio se produjo aún en el estadio. Le avisaron de que el presidente quería hablar con ella. «Me dijo que se estaba hablado mucho por redes sociales, que se estaba liando y que podíamos pararlo ya de alguna manera». Más adelante le dijo que lo hiciera por sus hijas -a las que Rubiales ha propuesto como testigos-, que a la novia de Rubiales «no le había molestado». «Y también me dijo una cosa, que sí que me dolió un poco: A ti y a mí nos gusta lo mismo».
En su turno de interrogatorio, la defensa de Rubiales se centró en que Hermoso no había aparecido afectada por los hechos. La respuesta fue que se había puesto «en modo campeona del mundo» y que no quería que el beso estropeara el triunfo.