España se jugaba el liderato y no defraudó. Pocas selecciones en el mundo, por no decir ninguna, tienen la capacidad de esta selección para dominar los partidos. Es la Campeona del Mundo y el prestigio de la estrella se ha vuelto a imponer sobre las rivales del conjunto de Montse Tomé.
Dinamarca comenzó el partido con una tibia presión en la salida de España, pero poco tardó en encerrarse atrás para defenderse del asedio. España abrió pronto el marcador. Después de que Oihane avisara en el minuto 9 con un disparo desde la frontal, un saque de esquina en el 16 lo remataba Jennifer Hermoso completamente sola en el segundo palo.
La lata estaba abierta y España, lejos de relajarse, lo aprovechó para seguir atacando. Poco antes de la media hora, Salma Paralluelo era derribada dentro del área por la central Faerge, que intentaba evitar que la delantera blaugrana se quedara sola ante la portería. Mariona convirtió fácilmente el penalti (0-2).
Faltó la sentencia
Dinamarca no tuvo ninguna opción. Solo el balón parado ponía en aprietos a una defensa española que supo protegerse. Paredes de cabeza y Salma con un disparo alto intentaron incomodar a la guardameta danesa antes del descanso, pero España se marchaba al vestuario con los deberes hechos.
En la segunda parte, Paralluelo comenzó avisando con un remate desde la frontal primero y con un disparo cruzado que desvió la portera, después. Pero el tercero no llegaba. En vista del dominio, jugadoras menos habituales como Lucía García, Inma Gabarro o Vicky López, que se enfrentará estos días a la selectividad, tuvieron su oportunidad, pero el marcador ya no se movió.
Alexia también probó con un disparo a la escuadra de la portería danesa, pero el balón se marchaba fuera por poco. Solo dos pequeños contragolpes daneses rompieron la tranquilidad de Cata Coll, que vivió la segunda parte como una espectadora de lujo. La mala noticia del encuentro fue la lesión Laia Codina, que tuvo que ser sustituida por molestias musculares.
En los minutos finales, Vicky pudo sentenciar el partido con dos ocasiones muy claras dentro del área, pero de nuevo, faltó el acierto. Con estos tres puntos en el casillero, España mantiene el liderato y se volverá a ver las caras con Dinamarca el próximo día 4 en Tenerife.
En el verano de 2023, justo antes de ganar su primer Wimbledon, Carlos Alcaraz se entrenó en las pistas de atletismo Monte Romero, en el campus de la Universidad de Murcia. ¿Quería mejorar sus sprints sobre el tartán? ¿Quería fortalecer sus golpes lanzando jabalinas? Nada de eso. Alcaraz sólo buscaba pisar hierba natural, correr sobre hierba natural, saltar sobre hierba natural y el campo central del recinto era el lugar más cercano a su casa para hacerlo. Su éxito en Roland Garros en los dos últimos años ha reducido su calendario y su preparación sobre el verde se ha centrado en el ATP 500 de Queen’s, pero aquellas sesiones en Murcia subrayan la rareza: en Wimbledon domina un tenista de un país donde apenas hay pistas de hierba natural.
Si avanza a partir de su debut hoy ante Fabio Fognini (14.30 horas, Movistar) y el próximo 13 de julio Alcaraz logra su tercer título consecutivo, se convertirá en el español más laureado en el Grand Slam inglés y creará una tradición prácticamente de la nada. "La hierba es para las vacas", proclamaba Manolo Santana, campeón en 1966. Y empieza a no ser así. Aunque tampoco parece que se vaya a convertir en la superficie favorita para los españoles.
El milagro de Mallorca
"En España el mantenimiento de las pistas de hierba es especialmente difícil. Se necesita más agua, más cuidados, es un proceso costoso. Para nuestras pistas viene un experto de Wimbledon, que lo supervisa todo", cuenta Benito Pérez Barbadillo, responsable de comunicación del ATP 250 de Mallorca finalizado este sábado -con Tallon Griekspoor campeón-, un oasis de hierba en el desierto de tierra batida y cemento que es España. Gracias al torneo, en el Mallorca Country Club sobreviven las únicas seis pistas de hierba natural que hay en todo el país.
Hace una década el circuito ATP decidió separar una semana más Roland Garros de Wimbledon y eso abrió la opción de crear nuevos torneos. El grupo alemán E|motion, que ya había alquilado el antes llamado Tennis Country Club Santa Ponça para una competición WTA, creyó que era una buena oportunidad y de ahí el milagro de que actualmente haya algo de tenis sobre hierba en España. "Muchos jugadores prefieren quedarse entrenando en Wimbledon, pero los que necesitan ritmo de partidos aprecian mucho poder venir a Mallorca. En Inglaterra la lluvia es impredecible y puede afectar a tu preparación; aquí eso no pasa. El problema es que nos cuesta atraer a empresas españolas. Es nuestro reto. Casi todos los patrocinadores son alemanes o del circuito ATP", expresa Pérez Barbadillo, que ha visto en las distintas ediciones del torneo mallorquín a Novak Djokovic -en dobles-, Daniil Medvedev o Stefanos Tsitsipas.
Dos experimentos fallidos
Antes de que se creara el Mallorca Championships, España había estado muchos años sin una sola pista de hierba natural y varios experimentos habían fracasado. En 1994, por ejemplo, el Real Club de Tenis López-Maeso de Madrid inauguró sus pistas verdes con un evento de veteranos donde estuvieron Björn Borg, Ilie Nastase, Guillermo Vilas, José Luis Clerc o el propio Santana. La idea era atractiva: había una pista de DecoTurf, la superficie dura del US Open, y otra de hierba Wimbledon. Pero el coste superó al beneficio. La construcción costó 10 millones de pesetas, se necesitaron tres intentos para que la hierba se asentase y un par de años más tarde se abandonó la apuesta.
Las pistas del Villanueva Golf.E.M.
En 2014, otro caso, el Villanueva Golf de El Puerto de Santa María inauguró tres pistas de hierba natural y la propuesta duró todavía menos. El ambiente de Wimbledon que se creó alrededor -sólo se podía jugar de blanco, se vendían fresas...- no logró atraer a los clientes necesarios para asumir el mantenimiento.
Antes que Alcaraz
"Fui a Wimbledon, me reuní con Neil Stubley, el head groundskeeper del Grand Slam, el encargado de la hierba del torneo, y me dijo que en Cádiz no aguantaría el césped, que era muy árido, que era imposible. Hicimos una mezcla distinta del raigrás, el césped inglés, y lo teníamos impecable. Necesitaba su agua, su cóctel, su mantenimiento, pero atraía a mucha gente, especialmente turistas. Por desgracia, la dirección de las instalaciones decidió cerrar las pistas", rememora Oliver Günther, impulsor del proyecto gaditano que incluso planeaba la creación de un torneo Challenger en el lugar. Tanto el Real Club de Tenis López-Maeso de Madrid como el Villanueva Golf se ofrecieron a los tenistas españoles para sus entrenamientos, pero pocos se interesaron.
Antes de Alcaraz, sólo Santana, Conchita Martínez (1994), Nadal (2008 y 2010) y Garbiñe Muguruza (2017) habían vencido en Wimbledon y, de hecho, apenas cinco más habían levantado otros trofeos. En Eastbourne vencieron Andrés Gimeno y Feliciano López -también doble campeón en Queen's-, en Newport celebró Arantxa Sánchez Vicario y en Hertogenbosch, David Ferrer y Roberto Bautista. Nada más. En Wimbledon domina un tenista de un país donde apenas hay pistas de hierba natural. Menuda rareza.
Luz, mucha luz en la Ciudad de la Luz, luz en la pista de vóley playa instalada a los pies de la Torre Eiffel y, al mismo tiempo, también oscuridad, la más negra, cruda y desagradable oscuridad. El próximo domingo, Stevan Van de Velde, un jugador holandés de voleibol sobre arena, vivirá su debut olímpico en un escenario único y sólo cinco días después se cumplirán 10 años del atroz delito que cometió.
El 3 de agosto de 2014, cuando tenía 19 años, voló de su casa en La Haya a Milton Keynes, en Reino Unido, para encontrarse con una niña de 12 años que había conocido en Facebook, invitarla a beber hasta que perdiera el conocimiento y violarla repetidas veces en los alrededores de un lago Furzton. "Antes de venir a nuestro país entrenabas para representar a Países Bajos en los Juegos Olímpicos. Ahora tus sueños se han acabado", sentenció el juez Francis Sheridan del juzgado de Aylesbury, en Inglaterra, cuando en 2016 le condenó a cuatro años de cárcel. Pero no estaba en lo cierto. En absoluto.
Su regreso en 2018
Van de Velde se declaró culpable de tres cargos, entre ellos, abuso sexual a una menor, pero al mismo tiempo reclamó el traslado a una cárcel de su país, donde se ajustó su pena y en poco más de un año ya era libre. En 2018, de hecho, ya disputó el Europeo y a final de temporada llegó a colgarse un bronce en la Copa del Mundo. Pese a la violación, volvía a estar bajo los focos. Oscuridad en la luz.
Con su anterior pareja de juego, Christiaan Varenhorst, no consiguió billete para los Juegos de Tokio, pero hace unos meses con su compañero actual, Matthew Immers, logró plaza para París y su historial delictivo ya saltó a los titulares, especialmente a los de los tabloides británicos. ¿Debía ser excluido por el Comité Olímpico Internacional (COI) o directamente apartado por su país? Ni una cosa ni la otra. Ni el COI puede hacerlo ni Países Bajos quiere hacerlo.
"Van de Velde ha demostrado ser un profesional y un ser humano ejemplar. No ha habido motivos para dudar de él desde su regreso", comentaba Michel Evaraert, director general de la Federación Neerlandesa de vóley y añadía: "Ahora cuando él se mira al espejo ve a un hombre maduro y feliz, casado y padre de un niño hermoso". El Comité Olímpico de Países Bajos también ha ratificado que permitirá que compita, aunque no se hospedará en la Villa para evitar las críticas de deportistas de su propio país y no acudirá ni a entrevistas ni a ruedas de prensa. Algunos medios británicos apuntaban que se había contratado seguridad especial para Van de Velde, pero el COI niega esa máxima.
"Ya no puedo hacer nada al respecto"
El jugador, que durante su juicio aseguró que él no era "un depredador sexual", pidió perdón hace unos años, cuando volvió a la competición internacional, y desde entonces no ha vuelto a hacer ninguna aparición pública. "Cometí un grave error, nadie lo puede negar. Ya no puedo hacer nada al respecto", dijo Van de Velde en 2018 en una entrevista concedida al ente público holandés NOS: "No puedo revertir mis actos, así que tengo que soportar las consecuencias".
Las instituciones holandesas ya han lamentado que el delito de Van de Velde se haya hecho noticia en todo el mundo y temen que genere protestas de asociaciones ajenas al deporte como la inglesa National Society for the Prevention of Cruelty to Children (NSPCC), que ya ha pedido su exclusión. A favor de la discreción, sólo las escasas opciones de medalla de Van de Velde, un outsider en el circuito del vóley playa. Pero tanta oscuridad resultará llamativa en el que será, durante unos días, el lugar más luminoso de la tierra.