Un PSG tenebroso, maldecido por los postes, provoca la nueva hecatombe del jeque de Doha. Cientos de millones perdidos en el desierto, porque su representante especial en París, llegó a decir que Luis Enrique es el mejor entrenador del mundo, cuando sólo es técnico insoporrablemente mediocre, soberbio y pretencioso.
A Mbappé le va a caer la ira de Luis Enrique, de los fanáticos y del propio equipo-estado. Si pudieran lo enterrarían en el las dunas
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Hay niños que nacen con un talento y, lo que es más importante, lo descubren pronto. Julian Brandt (Bremen, 1996) encontró rápido que el suyo estaba en los pies. Pasó rápidamente por las canteras del S. C. Borgfeld y el F. C. Oberneuland para llegar con 15 años a la del Wolfsburgo.
Antes de los 20 años ya tenía la Medalla Fritz Walter de plata al mejor futbolista menor de diecisiete años y la de oro al de menor de 18, así como su presencia entre los candidatos al Golden Boy de 2016 que se llevó el portugués Renato Sanches. Se convirtió en uno de los futbolistas más jóvenes en llegar a 100 partidos en la Bundesliga y el más precoz desde Gerd Müller en marcar en seis partidos consecutivos fuera de casa.
Su irrupción en la Bundesliga con el Leverkusen fue meteórica, protagonizada, principalmente, por su habilidad en el último tercio de campo. "Mi debut ante el PSG fue una locura", recordó Brandt en una entrevista para su club, aunque realmente sus primeros minutos con el Leverkusen fueron unos días antes en febrero de 2014 frente al Schalke 04.
Vínculo con Witsel
Posteriormente, su conexión con Havertz, uno de sus mejores amigos en el mundo del fútbol y bautizada como Bravertz por la prensa alemana fue muy fructífera para el Leverkusen. Entonces, la pareja se separó uno para ir al Chelsea y otro para el Dortmund. Mientras Havertz siguió manteniendo esa estela de superestrella, la de Brandt parecía haberse apagado un poco, especialmente tras lo fuerte que había entrado en la liga alemana y la personalidad que había mostrado desde su juventud.
Así, en 2019 llega al conjunto amarillo con el que no puede tener mejor comienzo. Apenas 10 minutos después de saltar al campo, consiguió marcar su primer gol para el Dortmund. Fue, además, tras un pase de Witsel, que el próximo miércoles lo tendrá en frente y será, posiblemente, uno de los que se encargue de su marcaje.
Quizás Brandt tuviera pinta de superestrella cuando abandonó el domicilio familiar que compartía con sus padres, Heike y Jürgen, hoy su representante, y sus dos hermanos, Jascha y Jannis. Con ambos comparte profesión y hobbies. Uno de ellos, el backgammon, no es que sea muy propio de jóvenes de esta época, pero Julian siempre ha sido precoz para todo. "Cuando veía a mi hermano con el maletín ese a todas partes, decidí probar y me gustó", manifestó en una entrevista para su club.
Madurez
Quizás ya sin el ego y la purpurina de los primeros años y con la madurez de la edad, ya son 27, a Brandt le ha llegado uno de sus mejores momentos de juego. El futbolista alemán es el máximo asistente de su equipo con 11 pases de gol y el tercer máximo anotador tras Fullkrug y Malen, con seis tantos.
Más centrado en su posición en el campo, sin la necesidad de buscar el regate de sus primeras épocas de extremo, su juego se ha acercado al área y va camino de superar sus números de las últimas temporadas. Lleva más asistencias que nunca y está a dos goles de igualar su registro con el Dortmund y a cinco del mejor de su carrera.
Brandt, celebra un tanto del Dortmund.
Es increíble que esta 'vieja promesa' del fútbol alemán lleve ya más de 400 partidos, 200 de ellos con el Borussia Dortmund. "Da miedo que el tiempo haya pasado tan rápido", expresaba el jugador ante los medios de su club cuando le decían que llevaba ya diez años en el fútbol profesional.
Sin tatuajes, familiar y discreto, cómo será la viejunez de Brandt para que haya admitido que las últimas apps que borró de su móvil hayan sido Facebook y Twitter. El miércoles en el Metropolitano se jugará otra partida y no será de backgammon. Él será una ficha clave.
Ante esta eliminatoria de Champions, viene a la mente una antigua campaña de la DGT que tomaba una frase muy manida del refranero español: "Los errores se pagan". "Cada vez más", añadía aquel anuncio muy vigente en la eliminatoria del Atlético de Madrid. "Si hoy la diosa fortuna viniera de nuestro lado el resultado sería otro", lamentaba Diego Simeone en la rueda de prensa posterior a la dura derrota en Dortmund.
No llegaba el electrónico al minuto cinco cuando Morata comenzó una cabalgada absolutamente solo camino de la portería de Kobel. Ese tipo de ocasiones donde te da tiempo a pensar si te has dejado la luz del baño encendida en Madrid. Tanto elucubrar del madrileño terminó por hacerle marrar la ocasión tras una picadita inocente al portero suizo. Resoplaba desesperado Simeone.
No sería la única ya que Correa tendría otra en la segunda parte que hubiera puesto a los rojiblancos, de nuevo, por delante en la eliminatoria. Pero la del argentino se fue también lamiendo el palo. Otro resoplido. "Ellos han tenido la suerte de convertir dos goles más", contaba Ángel Correa al finalizar el encuentro.
"podríamos haber ganado 6-4"
Así, cuando Sabitzer hacía el cuarto, el que echaba al Atlético de la Champions League, la mente de los rojiblancos volvía a esas ocasiones marradas, pero también a las que se tuvieron en la ida. Aquel partido fue de tres a cero, si el Atlético hubiera tenido otra delantera. "En los dos partidos las mejores situaciones de gol fueron las nuestras", apuntaba Simeone.
Pero en el fútbol no se vive de ocasiones, sino de contundencia. Y esa es la que mostró el Borussia en todas las aproximaciones que hizo al área rojiblanca. "Ellos fueron contundentes, hicieron muchos goles. Si tuvieramos la misma contundencia podríamos haber ganado 6-4", detallaba el argentino.
Pero, pese a mencionar las estadísticas sobre lo complicado que es "ensayar la contundencia", al Cholo se le olvidó mencionar que los alemanes dispararon el doble de veces que los españoles, el triple de ellas a puerta. No fue solo una cuestión de acierto, también fueron matemáticas.
Simeone, el martes, en la zona técnica del BVB Stadion.EFE
No quiso Simeone mencionar el motivo del cambio de Morata al descanso, quizás el trabajo que le aporta el ariete le resultó insuficiente en un partido donde se necesitaban goles. Algo que sí aportó Correa tras su salida.
Pero lo cierto es que si Morata lleva mes y medio sin marcar un gol, Griezmann ha tenido claroscuros tras su vuelta de la lesión de tobillo. Lo que pasa es que la parroquia rojiblanca confiaba en que el francés diera su mejor versión ante uno de los partidos más importantes del equipo esta temporada y lo cierto es que fue completamente anulado por la defensa amarilla.
Si Mbappé y Haaland habían decepcionado en sus partidos de ida de cuartos, el delantero del PSG se ha redimido en la vuelta y el noruego tendrá una nueva oportunidad este miércoles. El 7 rojiblanco estrelló la suya ante el 'Muro Amarillo'.
Objetivo Champions
Vuelve el Atlético a decepcionar ante un reto que, a priori, parecía asequible dada la calidad de su plantilla y a lo exhibido en el Metropolitano. Pero los rojiblancos volvieron a mostrar su peor cara como visitante y alargaron su racha de tantos recibidos a 11 partidos seguidos. En esta ocasión fueron cuatro, una losa muy pesada si falta pólvora arriba. "Es un día duro del que tenemos aprender de estas situaciones porque en un futuro nos pueden servir", exresaba Koke al finalizar el duelo.
Ahora, el objetivo de la temporada se centrará en conseguir plaza para volver a intentarlo el año próximo. Sería el duodécimo consecutivo desde que llegó Simeone, un récord sólo al alcance de pocos grandes clubes europeos. Flaco consuelo en una noche aciaga para el club colchonero.
En la primera jornada ganaron al Ulsan y en la segunda compitieron de tú a tú con el Dortmund (3-4), dos tardes que les han convertido en una de las revelaciones del Mundial. El Mamelodi Sundowns de Sudáfrica se juega hoy el pase a octavos contra el Fluminense, pero quizás eso sea lo de menos. Su historia, más allá de victorias y derrotas, merece la pena. Han recuperado las vuvuzelas del Mundial 2010 y tienen un estilo que en su país denominan shoeshine and piano, una especie de tiki-taka sudafricano con el que han impresionado.
«Lo avisé y no mentía. Son potentes y fuertes, juegan un estilo ofensivo, son buenos técnicamente y son muy educados en lo futbolísticos. Pueden competir con cualquiera», comentó Niko Kovac, técnico del Dortmund, tras el triunfo ante los africanos.
El Mamelodi ha impresionado a los espectadores del torneo con un juego vistoso en el que mezclan jugadores nacionales con la calidad del brasileño Lucas Ribeiro, su gran estrella. En el banquillo, Miguel Cardoso, ex técnico, entre otros, del Celta. Ganaron la Superliga africana de 2023, organizada por FIFA, acumulan siete Ligas seguidas en su país y vencieron en la Champions africana de 2017. Un éxito que no sería posible sin dos personas: Patrice Motsepe y Screamer Tshabalaba.
«Nos gritaba: ¡"Piano", muchachos!»
Por orden cronológico, Tshabalaba fue el primer culpable del cambio histórico sufrido por los Sundowns. Había sido futbolista en la antigua liga del país y luego pasó a los banquillos, firmando en 1986 con el Mamelodi, pero su aprendizaje se dio en Italia. A mediados de la década de los 80 realizó un viaje por el norte del país transalpino y visitó las instalaciones y los entrenamientos de la Juventus, el Inter o el Milan. Escuchó, aprendió y volvió a Sudáfrica con una libreta y un estilo: shoeshine and piano. Traducido directamente sería algo así como "brillo en los zapatos y piano", pero tiene sus explicaciones.
En esos entrenamientos en Italia, Tshabalaba no paraba de escuchar la palabra "piano", "despacio" en italiano. Eso cambió la percepción que tenía del fútbol, más alocado en su país, y al regresar convenció a sus jugadores para salir tocando desde atrás y jugar con pases cortos. «Nos gritaba: ¡"Piano", muchachos! Al principio pensábamos que se refería al instrumento musical, pero luego nos dimos cuenta que era para que pasáramos el balón con ritmo», explica Go Mabusela, ex capitán del equipo, en unas declaraciones recogidas por FIFA.
El cambio de Tshabalaba convirtió al Mamelodi en campeón de liga por primera vez y dio paso a unos años exitosos, potenciados en lo económico años después por Patrice Motsepe, un empresario que ahora es uno de los hombres más ricos de África, con una fortuna que supera los 3.000 millones de dólares, pero que empezó en Soweto, uno de los suburbios más famosos de Johannesburgo durante el apartheid.
Thapelo Morena, tras errar una ocasión ante el Dortmund.AFP
Cuando la segregación terminó, Motsepe comenzó en la industria minera, hizo dinero y diez años después, en 2003, compró el Mamelodi. Era un enamorado de Cruyff, así que el shoeshine and piano mezcló bien con su idea. Con el dinero de las minas sudafricanas, llenas de oro, platino y diamantes, fichó como entrenadores a Stoichkov, Cappa o Neskeens pensando que necesitaba estrellas en el banquillo para triunfar, pero el tiempo ha dado la razón al estilo de Tshabalaba.
Motsepe ha terminado como presidente de la Confederación Africana de Fútbol y su hijo se ha hecho cargo del equipo. The Brazilians, como se les conoce por su camiseta amarilla y verde, quieren darle la vuelta a la realidad del fútbol africano, dominado por los equipos del norte de África. «No vamos a cambiar nuestra manera de jugar porque los rivales puedan parecer más fuertes. Debemos ser fieles a nuestra identidad», avisaba antes del Mundial su portero, Ronwen Williams. Así ha sido.