En un momento de máxima tensión, con el Atlético de Madrid y el Inter de Milán jugándose el pase a los cuartos de final de la Champions, el Metropolitano vio cómo Marcus Thuram emulaba el mítico gesto de Míchel a Valderrama a principios de los 90 y agarraba los testículos de Stefan Savic.
El duelo, que acabó del lado del Atlético en la tanda de penaltis, se encontraba en la prórroga. El delantero del Inter no sabía cómo zafarse del rocoso defensar rojiblanco, así que decidió apretarle los genitales. En ese momento, Savic cae al suelo y los jugadores locales piden la roja para el francés. Sin embargo, ni el árbitro ni el VAR consideran que Thuram merezca la expulsión.
Poco después, el central montenegrino se levantó y acudió a pedir explicaciones al atacante del Inter. La respuesta provocó la sonrisa de Savic, que le dio un cachete a su rival y zanjó el incidente de manera amistosa.
Instantes después, el entrenador del Inter, Simone Inzaghi, sustituyó a Thuram por Alexis Sánchez.
Volvió el frío al Metropolitano. Cayó de golpe el invierno y las bufandas rojiblancas dejaban de ser cosméticas en los penitentes que transitaban desde la plaza de Grecia. Domingo de puente, pero más de 60.000 almas apoyando al Atlético frente al renovado Sevilla. Ocho victorias animan mucho, nueve, enloquecen. Y así terminó el Metropolitano, loco. El gol postrero de Griezmann calentó a la parroquia y lanzó al Atlético. [Narración y estadísticas, 4-3]
El partido empezó raro, con un equipo, el de Pimienta, más defensivo sobre el papel, pero con ganas de presionar arriba y con buen pie. Sin embargo, Griezmann y De Paul, decidieron golpear primero. El francés avisó con dos disparos, uno a la cruceta y otro bien respondido por Fernández, tras buenas combinaciones de este nuevo Atleti. Pero fue De Paul el que acertó tras un córner sacado en corto. El argentino metió un chutazo desde el pico del área para colarse por el palo más alejado del portero sevillista. Como en un juego de espejos, Lukebakio decidió responder apenas unos minutos después. El delantero sevillista, también a la salida de un córner, hizo una bicicleta para dormir a Griezmann y Julián, que le miraban de lejos, y metió un puntapié al primer palo.
Los jugadores del Sevilla celebran en el Metropolitano.JAVIER SORIANOAFP
El partido salió despedido como el balón en ambos goles. No hubo ni periodo de tanteo. Fútbol de ataque. ¿Qué le diría el Cholo de 2013 a éste? Quizás no se lo creería. Pero este Atlético funciona como un reloj con un 4-4-2 ofensivo con laterales muy largos. Especialmente cuando quiere. En Cáceres le costó querer, en casa lo busca desde el inicio. Pero este Sevilla no es el del inicio de la temporada, el que tardó cinco jornadas en ganar. Renovaron al técnico en la segunda victoria y el equipo se cuadró. Faltaba gol a este Sevilla, solo Lukebakio cumplía en esa faceta como también mostró el domingo, pero Isaac Romero quiso reivindicarse en el mejor de los escenarios. Una contra en tres pases maravillosos sirvió el balón al canterano sevillista mano a mano con Oblak. No perdonó pese al esfuerzo del esloveno, que llegó a tocar el balón.
En este caldo, De Paul es el rey. Disfruta el argentino de la fase ofensiva y de electrones que se muevan por delante a los que filtrar un pase. Giuliano es el máximo exponente en esas lides, pero Julián y Griezmann también disfrutan. Si encima le pones escuderos al campeón del mundo como Barrios y Gallagher ya le tienes como un cochino en un charco de barro. El pase que le metió a Julián para el empate del Atlético fue un escándalo. Sólo que el VAR no quiso concederlo por media bota de Giuliano.
Solo que el equipo también debía cerrarse atrás. Suerte que este año vuelve a dominar para gloria del Cholo de antes y el de hoy. «Un equipo no es campeón sino cierra la valla», llegó a decir el argentino y este año era el menos goleado de la liga en solitario pero con los tres del domingo se queda empatado con la Real.
Pudo hacerlo antes del descanso con un mano a mano de Gallagher tras una maravillosa asistencia de Griezmann más la anulada de Julián. El dribling del inglés no pudo concretarse en gol tras mediar un pequeño agarrón que Alberola Rojas no consideró punible. El Sevilla se iba contento con medio partido al descanso, pero quedaba mucho.
Show de Griezmann
Salió de los vestuarios Giuliano como un toro abandona los toriles y su pujanza casi le da el empate a los rojiblancos. Pero quien golpeó de nuevo fue el Sevilla. Un buen centro de Kike Salas al segundo palo, encontró a Juanlu solo que fusiló a Oblak. Se hubiera complicado más la cuesta sino fuera porque Griezmann quiso recortar distancias menos de cinco minutos después. Tocaba zafarrancho con Sorloth de estilete de proa.
Pero el delantero tenía uno de esos días. Tres cabezazos y medio suyos francos y sin oposición fueron para el muñeco. No hay zafarrancho sin sangre y el noruego es de hielo. Quien sí la tiene fue Lino. Incómodo con sus minutos este año, pero sus actuaciones no justificaban mucho más. El brasileño se quiso reivindicar a golpe de martillo. Y uno con la derecha desde 25 metros supuso el empate. Y entonces llegó Griezmann, cuántas veces hemos mentado su nombre y cuántas más se mentarán... El francés será eterno en el Metropolitano como lo es Luis Aragonés. De estatua, seguro.
Hace 11 años no sabíamos lo que era el coronavirus, salíamos de una de las mayores crisis económicas de este siglo y el Rayo Vallecano de Paco Jémez ganaba al Atlético de Madrid. Fue en febrero de 2013 la última vez que el equipo franjirrojo se haría con un derbi y la única derrota de Simeone en un duelo con los vallecanos. En el partido de la temporada pasada en Vallecas, los rojiblancos le hicieron un siete a los locales, pero esta era otra historia y, pese a los esfuerzos y méritos de uno y otro, la contienda quedó en empate. El cansancio hizo mella en este calendario loco. [Narración y Estadísticas, 1-1]
El duelo comenzó como una tormenta eléctrica, con rayos a ambos lados. Más méritos ofensivos que defensivos salvo Oblak, que sacó un tiro de De Frutos abajo al palo, como si tuviera 10 años menos. Antes ya había perdonado Sorloth una contra fulgurante conducida por Llorente con velocidad y fuerza, como un tráiler, vamos. El control del noruego le impidió finalizar la meritoria jugada del madrileño. Y la cosa debía de ir de dominar el balón, porque el toque de Julián Álvarez para orientar un esférico que le cayó del cielo con Lejeune y Mumin de vacaciones fue tan malo, que el argentino desperdició una ocasión clarísima para abrir el marcador.
Repetía el argentino en el once tras la victoria ante el Leipzig del pasado jueves. De los pocos que lo hacían. Simeone debe de priorizar la salud mental de su ariete que la física, pese a que en la previa ya hubiera recordado la necesidad de dosificar a los futbolistas para afrontar el exigente calendario de los clubes importantes. "Sin salud es imposible. No puedes repetir siempre los mismos jugadores, aunque quieras, si lo haces sufrirás lesiones importantes", comentó el técnico. En Vallecas cayó Azpilicueta.
Sin embargo, quiso Álvarez levantarse a sí mismo la moral con un zapatazo que rozó la gloria. Desde el perfil izquierdo se abrió hacia la esquina del área y disparó con el empeine interior de la pierna derecha una comba que se estrelló en el larguero de Batalla. Respiraba un argentino y se lamentaba el otro.
Julián Álvarez, en el estadio de Vallecas.THOMAS COEXAFP
Vallecas no es que sea el precisamente el campo más grande de Primera División, tampoco es el más pequeño pese a que el fondo de los Bukaneros donde se homenajeó a Prudencia Priego, esposa de uno de los fundadores del club, y el no fondo, den la impresión de achicar su tamaño. No obstante, los dos equipos estaban tan juntos que se jugaba en 40 metros y, lo que es mejor para el espectáculo y peor para los entrenadores, cada balón a la espalda de las defensas, voluntario o accidental, era una ocasión de gol.
En una de esas carreras fulgurantes apareció De Frutos dividiendo a la defensa atlética por el centro como si fueran conos hasta que abrió a Ratiu, que estaba sólo pero algo esquinado ante Oblak. El lateral decidió hacer un centrochut que agradeció Isi con suspense en boca de gol. Aunque Melero López marcara fuera de juego en un primer momento, el VAR corrigió al colegiado y validó el tanto del capitán rayista.
Salieron en la segunda parte Griezmann y Correa para reconducir una situación anómala en el histórico de Simeone con el Rayo. No fueron ellos los protagonistas del empate sino Sorloth y Gallagher, las nuevas y más frescas incorporaciones de los rojiblancos. Solo que el orden fue el diferente a lo normal entre un medio y un delantero. Fue el noruego el que asistió al inglés en una buena jugada y este definió raso, como si fuera él el que llevara el 9 a la espalda.
Cansancio e imprecisiones
En la segunda parte el dominio cambió de bando y fue más rojiblanco, con algunas arrancadas de orgullo del equipo local. Los cambios rejuvenecieron el vigor de ambos equipos con James y Griezmann como estilistas de esta segunda parte. Si el francés viene de un momento dulce con el Leipzig, el colombiano debe aún mostrar su calidad en Vallecas. De momento solo se tienen noticias suyas con su selección.
Se notaron los minutos y la tensión de más de la Champions en el Atlético de Madrid. El esfuerzo de remontar al Leipzig resultó agotador y el equipo, pese a los cambios de Simeone, no mostró la frescura que venía exhibiendo, algo que se evidenció en los últimos minutos con un juego más impreciso de lo habitual. Queda mucha liga, pero psicológicamente es importante mantener el tren con los dos transatlánticos de cabeza. La plantilla de este año da para ello.
Si comenzamos esta historia hablando de la obra del escritor alemán Erich Kästner, 'Las Dos Carlotas', quizás no sepan que es el libro en el que se basó la película 'Tú a Londres y yo a California'. Y qué curioso que el relato hable de dos hermanas gemelas que, separadas al nacer, se encuentran en un campamento de verano.
Algo parecido le pudo pasar a los protagonistas de este cuento. En el estío de 2023, ambos 'nueves' tenían intereses en la orilla opuesta de sus vidas. Si Álvaro Morata tenía un pie y medio fuera del Atlético de Madrid, a Lautaro Martínez le ocurría lo propio en el Inter de Milán. Lo más curioso es que ambos nombres sonaban para sustituirse en el banquillo contrario.
Sin embargo, el supersticioso o cabalista, como dicen en argentina, Diego Simeone tenía otros planes u otras predicciones, si se permite atribuirle la capacidad de ver el futuro. El técnico tuvo una charla en la pretemporada del Atlético de Madrid en Seúl con Morata para que se quedara y le dijo que estaba en el momento de "dar 18 goles" si lo hacía. "Es un jugador que necesita tener confianza y ahora mismo la tiene del entrenador, del club y también del público", cuentan fuentes rojiblancas.
Morata se quedó y el resto es historia. Lleva 20 goles en 37 partidos, 0,54 tantos por encuentro. Es la mejor media goleadora de su carrera y, con uno más, superaría también la temporada, temporadas en este caso, con más tantos: la 2020/21 con la Juventus y la 2016/17 con el Real Madrid. Además, en la previa ante el Betis, el 'futurólogo' Cholo le dijo a Morata que marcaría, llevaba ocho partidos sin hacerlo, y, pese a fallar un penalti, el delantero anotó el segundo de su equipo.
"Después de Sevilla me ha costado un poco volver, a pesar de hacer los esfuerzos por estar lo mejor posible, hay veces que no se está bien, he tenido ocasiones para hacer goles y no las he metido y lo que quiero es ayudar al equipo y ser positivos porque quedan objetivos por delante", expresó tras el encuentro ante los verdiblancos un delantero que "ha encontrado su sitio", dicen desde el club y que está repleto de "confianza", explican desde su entorno.
Lautaro en un partido con el Inter.EFE
Lo impresionante de estas 'dos Carlotas' es que el éxito de uno se ha visto reproducido en el otro. Lautaro Martínez también mantiene la mejor media goleadora de su carrera, con 0,76 tantos por partido, y este verano fue elegido capitán del Inter de Milán, finalista de la pasada Champions League, con apenas 26 años. "Nunca me imaginé esto, es mérito al trabajo y al sacrificio de mi familia cuando era pequeño, todo es por ellos", comentó el protagonista tras su último tanto en la Serie A. Pero desde su entorno no solo lo imaginaron sino que avisan que aún "no está al máximo de su capacidad".
Hablamos de 102 goles en la primera división italiana, 23 esta temporada, la que más en competición nacional de su carrera, y eso que sólo ha jugado 24 encuentros este año. "Muy contento, aunque son solo números, desde que llegué al Inter no me esperaba este cariño y tanto yo como mi familia estamos muy contentos", confesó. Fuentes próximas comentan que no sólo es este, también el año anterior tuvo un gran rendimiento y mantienen que "cuanta más presión, mejor aguanta los desafíos".
La diferencia de edad entre ambos delanteros no ha impedido que ambos exploten a la vez. "Para un goleador, el gol llama al gol", comenta el argentino Fernando Czyz, periodista de DSports. Este año ambos han respondido a esa llamada y están siendo fundamentales en sus equipos. "Tiene el respeto de esta profesión, del público y de sus compañeros, no solo del Inter sino del fútbol en general. Asume la responsabilidad cuando las cosas se complican", cuentan fuentes cercanas a Lautaro.
Caracteres diferentes
Morata es menos serio que su homólogo del Inter, pero son muchos los compañeros con los que ha compartido caseta que le agradecen la cercanía en el trato y la capacidad de acogida que tiene, especialmente, a los que llegan nuevos. "Él da una imagen como de tristón y es todo lo contrario: bromista, cariñoso, buen compañero... es todo corazón", apuntan desde el vestuario.
Familiares, ambos, y muy centrados en su profesión, estos 'hermanos de fútbol' viven momentos dulces en sus equipos. "Hay una adaptación total, se siente uno de los dueños del club", apunta Czyz sobre Lautaro. Mientras que en el Atlético hablan de un "equilibrio personal y profesional" en la vida de Álvaro Morata.
Importantes en España y Argentina
Ambos, son también importantes en sus respectivas selecciones tras pelearlo mucho durante los últimos años. Morata se ha hecho con el nueve tras marcar 34 goles en 69 partidos, 0,49 tantos por encuentro. Lejos quedan aquellos pitos en Sevilla que afectaron mucho al jugador, pero que los enfrentó y superó gracias a la ayuda de un coach.
Lautaro también ha estado discutido durante su carrera en el equipo nacional porque le costaba más ver puerta. El delantero ha hecho 21 goles en 54 choques, 0,38 de media. "Hay un debate en Argentina sobre quién debería ser el 9 si Julián Álvarez o Lautaro. A día de hoy gana Lautaro", informa Czyz.
Esta noche sólo podrá quedar uno. El Inter parte con ventaja, pero nadie en el conjunto neroazzurri cree que la empresa esté hecha, aunque para Lautaro el Atlético tiene un aroma especial. "Es muy respetuoso con la historia de los equipos contra los que juega. Para un argentino enfrentarse a una historia tan cercana como la del Atlético es una satisfacción. Le da mucha motivación y alegría siempre desde el respeto", concluyen desde su entorno.