El serbio Dejan Milojevic, que era técnico asistente de los Golden State Warriors, falleció este miércoles a los 46 años tras haber sufrido un ataque al corazón cuando estaba concentrado con la franquicia, según confirmaron, entre otros, sus ex equipos Partizan de Belgrado y Valencia Basket.
Milojevic sufrió el ataque en Sant Lake City y fue operado de urgencia pero no pudo superar la situación. La NBA ha suspendido el partido que debía jugar los Warriors con los Jazz esta noche.
Tras una temprana retirada por problemas en una rodilla, Milojevic se convirtió en entrenador en 2012 y tras pasar con éxito por el banquillo del Mega Vizura de su país y por el Buducnost montenegrino en el verano de 2021 recaló en los Warriors, que un año después ganaron la NBA.
El club valenciano emitió un comunicado para transmitir el pésame por el que fue su jugador en las temporadas 2006-07 y 2007-08, al que llegó procedente del Partizan Belgrado y con el que disputó 71 encuentros con el club valenciano en la ACB y en la Eurocopa. También el club serbio confirmó la muerte de su exjugador y trasladó el pésame a familiares y amigos de Milojevic.
Hace 24 años, un piloto excepcional como Kenny Roberts le dijo a su hijo: "Vence este año porque el que viene lo tendrás mucho más difícil". Kenny Roberts Jr. acababa de ganar el campeonato de 500cc de motociclismo en el año 2000. Como había predicho su padre, la temporada siguiente un tal Valentino Rossi ganaba su primer título de 500cc con más de 100 puntos de ventaja al segundo; Roberts Jr. fue undécimo.
Aquel título fue el último campeonato que lograría un piloto de un equipo satélite, concretamente el Nastro Azzurro. Obviamente, no era un cualquiera, el que es considerado como uno de los mejores pilotos de todos los tiempos logró una hazaña que nunca se ha repetido desde la transformación de 500cc a MotoGP.
Desde entonces, ha habido intentos de asalto a la cumbre de la categoría reina pero, por unas razones o por otras, nadie ha conseguido hollar ese pico en lo que llevamos de siglo. "Los oficiales tienen material, presupuesto, gente y fichan a los mejores pilotos. Los satélite empiezan el trabajo con pilotos jóvenes, necesitan más tiempo para desarrollarse", cuenta Gino Borsoi, jefe del equipo Prima Pramac.
Quizás este sea el año. Tres de los siete primeros pilotos de la parrilla pertenecen a escuadras no oficiales y son, además, españoles. Hablamos del subcampeón el año pasado y ahora segundo en el Mundial, Jorge Martín, que sigue en el Prima Pramac con una Ducati actual. "Estamos ahí", explica Borsoi y desarrolla: "Intentaremos eliminar aquellos errores del año pasado para hacerlo mejor. Si esto sirve para ganar el mundial, ojalá. Sería muy bonito para que la gente cambie la mentalidad de ir siempre al equipo oficial".
Para saber más
En cuarta posición se sitúa Marc Márquez que pilota para Gresini, que cuenta con el modelo del año pasado de la marca italiana. Y en séptimo lugar está Pedro Acosta que pertenece al equipo GasGas, aunque su montura, una KTM, también es de esta temporada. "Las distancias se han reducido y está más igualado. Marc, Pecco y Jorge. El primero demuestra que se puede luchar aunque cueste un poco más", explica el ex piloto Sete Gibernau.
Fue él, precisamente, el que inició esta rebelión en MotoGP a principios de siglo. El catalán lo tuvo muy cerca con dos subcampeonatos en 2003 y 2004 en las filas del equipo Gresini, filial de Honda. "No me interesaría haber ganado un Mundial sin Valentino, estoy orgulloso de haber luchado contra los mejores", cuenta Sete y agradece el crecimiento personal y deportivo de esos "tres o cuatro años maravillosos".
El nieto de Paco Bultó le complicó la vida al italiano hasta el punto que el propio Gibernau admitió en 2003: "Estábamos empatados a victorias y parte del Repsol Honda no estaba demasiado contento, porque no le gustaba que un equipo satélite, con un piloto satélite, tuviera las mismas victorias que el de fábrica".
Luego llegaría el incidente de Jerez y esa rivalidad entre ambos cruzó todas las líneas. "Yo, que estuve en un equipo satélite luchando hasta el final solo puedo sentir orgullo. Es muy difícil ganar el Mundial y hacerlo con equipo y moto satélites lo es aún más", asegura el propio Gibernau.
Sete Gibernau recrimina algo a Rossi.EM
El gap entre equipos satélite y oficiales de MotoGP se ha ido cerrando en los últimos tiempos. Aunque este es más o menos estrecho según el estadio de los tres que hay en los que se encuentre el competidor: el de equipo oficial, el de equipo satélite con moto oficial y el de escuadra satélite con montura satélite. "No hay que olvidar piloto y estructura, se deben tener todos los ingredientes", confiesa Borsoi.
En 2020, una temporada atípica por la pandemia, ya avisó Franco Morbidelli con un subcampeonato ante la Suzuki oficial de Joan Mir. El italiano se quedó a 13 puntos del español. Dos años después, otro italiano, Enea Bastianini, sería el que llegaría al tercer escalón del podio por detrás de los pilotos oficiales de Ducati y Yamaha, Pecco Bagnaia y Fabio Quartararo, respectivamente.
La hazaña de Pramac
El penúltimo paso se dio el año pasado y lo hizo Jorge Martín y su equipo el Prima Pramac, a lomos de una Ducati Desmodedici del mismo año que las de fábrica. Si el piloto madrileño estuvo a apenas 13 puntos antes de la última carrera para hacerse con el campeonato, gracias a su aportación y a la de su compañero, Johan Zarco, consiguieron que su equipo se alzase con el mundial de constructores, un hito en MotoGP. "El año pasado no perdimos el de pilotos porque faltara algo, sino porque el mundial es difícil. Quizás echamos en falta un poco de experiencia", cuenta el jefe de Pramac.
No obstante, como destaca Sete, Márquez ha puesto en mayor valor su hazaña y la posibilidad de dar ese paso final tras admitir que necesita estar en un equipo oficial para ganar el Mundial. "No voy a pasar de un equipo satélite a otro equipo satélite", admitió el de Cervera. Un rechazo que dolió y dejó con mal sabor de boca al Pramac aunque eso no quita para que entendieran la postura del piloto. "Lo más seguro aún en contra de nuestro trabajo es ir al oficial", explica Borsoi por la historia de los datos anteriores, pero avisa, "Pramac es una de las mejores estructuras en el paddock".
Su padre fue portero. Su tío fue portero. Yann Sommer (Morges, Suiza, 1988) se rindió al peso de la tradición y no le fue mal. El guardameta del Inter de Milán presume de ser el único imbatido en los cinco partidos disputados en la liguilla de la Champions. Sus manos pararon las acometidas del Manchester City, Estrella Roja, Young Boys, Arsenal y Leipzig y hoy intentaran detener al Bayer Leverkusen de Xabi Alonso en una de las citas más atractivas de esta jornada.
La escuadra lombarda, con siete goles a favor y ninguno en contra, ocupa la segunda plaza de la Liga de Campeones, con 13 puntos, dos menos que el Liverpool y uno más que el Barcelona y el Borussia Dortmund. Su paso por el calcio también es sólido: es tercero, tras Atalanta y Nápoles.
En el equipo de Simone Inzaghi valoran mucho la experiencia del suizo (cumplirá los 36 el próximo 17 de diciembre), la tranquilidad que transmite, visión de juego, agilidad y toque de balón. Sommer es un apafuegos, el relevo adecuado en tiempo de crisis. Llegó al Inter la pasada temporada para ocupar el puesto de André Onana, que se fue al Manchester United. El Bayern Múnich le fichó en 2022 para sustituir al lesionado Manuel Neuer, que se fracturó una pierna practicando esquí. Su experiencia en el club bávaro no fue positiva debido a la inestable etapa protagonizada por Julian Nagelsmann.El Borussia Mönchengladbach le contrató en 2014 para suplir la fuga de Ter Stegen al Barcelona.
El cancerbero es uno de los deportistas más carismáticos de su país. Destacó en el Basilea (conquistó cuatro campeonatos de Liga y logró sonoras victorias ante Bayern Múnich, Juventus o Manchester United) y en el Grasshopper. Se retiró de la selección al término de la Eurocopa de Alemania tras sumar 94 internacionalidades, récord helvético en el registro de porteros, y no encajar un gol en 35 partidos. «El tiempo que pasé en la selección significó mucho para mí. Recuerdo con orgullo los numerosos momentos inolvidables, los partidos emocionantes, las victorias que celebramos y los desafíos que superamos juntos. Desde los 15 años, la selección ha sido una parte importante de mi vida», señaló el pasado 19 de agosto.
Sommer rompe moldes fuera del fútbol. El suizo, casado con Alina, una abogada alemana, y padre de dos niñas, es un apasionado de la cocina. Ha participado en un blog en el que mostraba sus recetas favoritas, siempre vegetarianas. Le encanta la guitarra y ha colaborado en varios reportajes publicitarios de relojes, ropa y calzado. Tiene porte de modelo y en su país ha sido elegido como uno de los hombres más atractivos.
Golden boy, como le conocen en Suiza, comenzó el fútbol a los cuatro años en una escuela de Basilea, y desde siempre se sintió cómodo defendiendo los tres palos. «Tal vez fue una predisposición genética; desde mi primer entrenamiento, siempre quise estar en el arco. Quería atrapar la pelota; nací guardameta», dijo en un reportaje publicado por Bertrand Monnard en houseofswitzerland.org.
En Suiza le adoran, sobre todo, tras sus excelentes actuaciones ante Italia en la clasificación para el Mundial de Qatar. Inolvidable su exhibición ante Francia en los octavos de final de la Eurocopa de 2020. Suiza, tras ir perdiendo por 3-1, igualó el marcador y se presentó en una tanda de penaltis en la que Sommer detuvo el lanzamiento a Kylian Mbappé y otorgó a su selección el pasaporte a los cuartos de final, ronda en la que se enfrentó a España y perdió en la tanda de penaltis tras firmar un empate (1-1).
Sommer es un héroe que se rinde ante el gran mito helvético: «Siempre he admirado a Roger Federer por cómo juega y cómo logra mantener la serenidad cuando está bajo presión. Siempre es humilde a pesar de su éxito mundial». Palabra del valladar de la Champions.
Tribunales
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